[EntreLuchas] “Nos hemos cansado de que siempre manden los de arriba, hoy el pueblo sale a las calles”

Entrevista a activistas del Paro Nacional en Colombia

Las protestas sociales en Colombia, presenciadas a lo largo de 2021, bajo las banderas de la  crítica al neoliberalismo y el repudio a las políticas nefastas del gobierno de Iván Duque, son las que han alcanzado mayores dimensiones en lo que va de siglo.

Miles de colombianos y colombianas han tomado las principales ciudades, exigiendo el respeto de los derechos humanos, la consolidación de un sistema educativo de mejor calidad y mayor inclusión, una política social acertada ante la crisis del covid-19 y una reforma económica que confronte la abdicación del gobierno ante los sectores económicos más pudientes del país neogranadino.

A esto se suma la creciente indignación de gran parte de la población por el sistemático asesinato de líderes sociales, la impunidad que encubre usualmente las investigaciones y las acciones de la justicia colombiana en torno a estos crímenes.

Uno de los sectores protagonistas en estas protestas ha sido la  juventud. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en Colombia la población juvenil entre 14 y 26 años representa en promedio un poco más del 22%  de la población, es decir 10.990.268 jóvenes. Esta población arrastra el flagelo de que tan solo el 34% logra acceder a la educación superior, mientras que poco menos del 34% tienen acceso a alguna ocupación laboral, teniendo que soportar, en la mayoría de los casos, recibir una remuneración menor que lo establecido en la ley. Otro 32% se encuentra totalmente execrado de la posibilidad de estudiar o ejercer algún oficio.

Entendiendo este marco es comprensible la masiva participación de la juventud en este proceso social, al ser uno de los sectores más vulnerado y precarizado.

Es por eso que Tatuy Tv decidió servir como vía para visibilizar, reconocer y profundizar en la lucha de dos jóvenes: Edwin Díaz Ortega y Julio César Ortiz, ambos integrantes del movimiento Festival del Rio y parte de la plataforma unitaria Comité de Unidad Catatumbo.

Dicha plataforma viene organizando las fuerzas sociales y políticas en la zona del Catatumbo, región ubicada al oriente del país, con la intención de lograr un cambio profundo en las formas y en los sujetos políticos del territorio, creando refugios humanitarios, asambleas populares y programas de educación política.

La juventud y el paro en Colombia  

El paro nacional representa para Colombia la mayor crisis de gobernabilidad en lo que va de siglo. En el ámbito nacional ha permitido transversalizar distintas luchas y en el plano internacional ha permitido problematizar el proceso neoliberal colombiano,  ¿Porque crees que Colombia se para y porque defiendes el paro?

Edwin Díaz: “Nosotros[as] nos paramos para cambiar el país. Aunque es difícil que el país cambie de la noche a la mañana, si queremos que cambien algunas cosas que están marchando mal, no queremos que nos fumiguen con glifosato, por ejemplo. Nos hemos cansado de que siempre manden los de arriba, hoy el pueblo sale a las calles, salen los campesinos, salen los jóvenes, los viejos y las madres. Salimos todos[as]  por un país distinto.

Ya nos dimos cuenta que el neoliberalismo solo nos empobrece y nos trae guerra, sobre todo a nosotros los jóvenes que ahora nos vemos sin oportunidades.

Nos están robando. Nos roban la educación, nos roban la salud y nos roban nuestro país, ahora los jóvenes estamos hablando, tenemos voz y ahora más que nunca escucharan nuestra voz.

Por eso hoy marchamos, trancamos y protestamos, no somos vándalos somos simplemente un pueblo que quiere cambios.”

Los jóvenes y las formas de hacer política         

Es notoria la participación masiva de la juventud en marchas y trancas. Del mismo modo es evidente que ustedes han refrescado las formas de comunicación y simbolismo político. Es común ver murales, pinturas, cantos y poemas en medio de las trancas, incluso al interior de los espacios de la primera línea. ¿Qué lugar juega el arte juvenil y las nuevas formas de protestas en este paro?

Julio Ortiz: “El arte siempre contribuye a formalizar, comunicar y politizar la lucha. Yo por ejemplo he venido aportando acá en el paro con los temas del muralismo.

Trabajando, haciendo murales donde se vea, como nos gustaría ver nuestra naturaleza, como nos gustaría que fuera la cuidad. También vengo trabajando formas de hacer ver el abuso de poder por parte del gobierno, son mis formas de politizar. Como yo, otros artistas lo hacen con sus poemas, canciones y coplas.

También hemos trabajado con la memoria de los líderes que han asesinado por medio del lema «Nos están matando”.

Entre nosotros los [y las] jóvenes las viejas formas y consignas partidistas no cautivan. Hoy es necesario activarnos por medio de la música, las redes sociales, aprovechar cualquier herramienta que difunda la lucha y que permita hacer agitación. Acá en Sardinata, hemos hecho incluso obras de teatro, hip-hop crítico, todo siempre con el mayor contenido político que podamos. Es importante entender que la lucha no es solo caerse a golpes con los policías, es generar una nueva conciencia, una nueva cultura, esa es la lucha más difícil.”

Politizar el Paro

Hay una consigna que se repite tanto en los eventos artísticos como en las asambleas populares e incluso en las conversaciones entre jóvenes. “Hay que politizar el paro ¿Qué significa politizar un proceso como el paro? ¿Cómo hacerlo?

Edwin Díaz: “Para nosotros [as] hacer eso, deberíamos empezar con nuestros campesinos, discutiendo, llevando la política hasta los territorios, para que ellos vean un destino diferente.

Hay que desmontar la idea de que “no se puede hacer nada”, este paro nos ha enseñado lo que se puede con organización. Fueron más de 60 días en los cuales debimos organizarnos, protegernos, cuidarnos entre nosotros [as]. Resultaría imposible hacer eso sin las asambleas, sin juntarnos, sin pensar en colectivo; politizar es simplemente mostrar lo que hacemos todos los días acá pero allá adentro, en el campo, en cada junta de acción comunal, en cada vereda.

Demostrar y demostrarnos que es posible cambiar nuestras vidas organizándonos, no solo en el campo sino también en la cuidad.      

Yo por ejemplo, tengo mi compañera embarazada y no quiero la vida que ha tenido mi abuelo, mi papá o incluso que una parte de la mía la tenga mi hijo. Hemos sufrido mucho en el pasado por culpa del capitalismo, no quiero que mi hijo viva lo mismo que yo viví, quiero que viva en un país con educación, con salud, con empleo para los [las] jóvenes.

Pero esto no es solo un “problema mío” como nos quiere hacer creer el capitalismo, es un problema que comparte toda nuestra generación. Si fuera un problema individual bastaría con ponerle un mundo al estudio, pero no; en diferentes espacios hay diferentes profesionales dispuestos a trabajar por Colombia, pero no se les da o no se les permiten las oportunidades, les toca vender paletas en las calles o vivir muy mal.

El único camino es entender el problema y resolverlo en colectivo, el paro nos ha permitido encontrarnos, vernos a la cara más allá del teléfono y darnos cuenta que tenemos los mismos problemas y esto no solo cuenta para los [las] jóvenes sino prácticamente para todos los colombianos [as] que apoyan el paro, es desde allí desde donde debemos empezar”.

El valor del paro

En el marco de este proceso de politización y de reconocimiento de los problemas comunes de esta generación, pareciera correcto señalar el paro como una escuela política para los más jóvenes, ¿Gana Colombia  con el paro?

Julio Ortiz: “En este momento Colombia ha ganado. Ganamos porque la ciudades han despertado, ahora no es solo una lucha de los campesinos[as]. Las ciudades rompieron ese asedio y dominio que se les tenía, ahora estamos nosotros[as] los [las] jóvenes luchando, somos semillas que haremos de este un proceso cada vez más fuerte.

La juventud hoy en día ha despertado, inclusive hoy somos nosotros[as] los que protagonizamos las luchas; esta juventud resulta ser el futuro de Colombia. En el marco de las mesas de negociaciones por ejemplo, cada vez se ve participar a más jóvenes, ahora el entusiasmo los ha llevado a participar en mayor medida en las asambleas populares e incluso en las juntas de acción comunal de sus veredas y territorios. Claro que el paro ha sido una escuela y es una escuela que sigue funcionando, sigue entusiasmando a los jóvenes y volviéndonos a enamorar nuevamente de la política, que es lo que necesitaba Colombia de sus jóvenes.” 

Conclusiones

El paro ha sido el escenario de un nuevo  despertar de la juventud. Empujada por sus necesidades y por el propio reconocimiento de dichas necesidades, en la mayoría de los estratos de Colombia, resulta fundamental puntualizar que Colombia es uno de los países a nivel continental con menor participación electoral de los jóvenes.

Según datos de la DANE, pocos menos del 40% de los y las jóvenes entre 18 y 28 años participa de elección alguna, llegando incluso a poco menos del 20% en elecciones no presidenciales. A esto se agrega una tendencia decreciente en la credibilidad institucional, tal como lo señala el último informe del mencionado organismo, que expresa que para 2020, el 80% de los y las  jóvenes entre 14 y 30 años desaprobaban el funcionamiento de los aparatos y poderes del Estado colombiano.

Estos datos señalan claramente  el agotamiento de la vieja política y sus instituciones, al mismo tiempo la gran presencia de los y las  jóvenes en el paro, revelan una intención mayoritaria de empujar cambios sustanciales en la formas de gobernanza y de hacer política en la nación neogranadina. Son dos tendencias complementarias que están empujando a Colombia a terrenos imprevisibles, sin embargo, lo más seguro es que jóvenes como Edwin y Julio inclinen la balanza hacia el necesario cambio que Colombia necesita, encausando la indignación de esta juventud rebelde que hoy  resiste.

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