[ENTREVISTA] Derrumbar como naipes verdades obsoletas. El feminismo y la defensa de la vida

En el mes de Febrero del año 2021, luego de una larga lucha y un proceso judicial de por medio, nos encontramos con Vannesa Rosales, quien para la fecha tiene arresto domiciliario, y con quien sostuvimos una amplia conversación, en la que se desarrollaron temas álgidos para nuestra sociedad, pero fundamentales, sin duda alguna, para la defensa de la vida. Vannesa nos hace reflexionar con sus planteamientos, desnuda la realidad de un mundo cargado por la irresponsabilidad de lo que vendría siendo una suerte de mojigatería que silenciosamente asesina a quienes son el sector más explotado por la lógica del capital, las mujeres.

Para fines estratégicos, hemos procedido a modificar, muy sucintamente algunos planteamientos, que son creación heroica de la entrevistada, mucho más valiente que el entrevistador, los cuales, no dan cuenta de distorsión alguna de las ideas compartidas por Vannesa en la entrevista hecha. En éste diálogo, queda expresada una emergencia, un clamor, un grito, pero por sobre todas las cosas una deuda pendiente, de ésta humanidad, que cierra los ojos y se tapa los oídos para no chocar con unas verdades que se enfrentan con un modelo civilizatorio decadente.

Por casa, las barbas arden. En nuestro país, Venezuela, al debate se le huye, por esa bendita práctica de querer estar bien con todos, y no fijar postura alrededor de temas centrales, que vayan al hueso de la cuestión y que den cuenta, efectivamente, de que estamos haciendo grandes aportes hacia la transformación de la sociedad. Sobre estas cosas hay que volver, mil veces debatir, y dejar de lado las percepciones individualistas que sobre el mundo sostenemos. Vannesa nos habla, nos interpela, y nos ayuda a ser realmente revolucionarios. Ella no tiene miedo, y pienso que debemos respetarla.

Dejemos pues, que ella misma, nos cuente su proceso:

¿Puedes hacer una descripción sucinta de la lucha en la que estás inmersa, tus lugares de militancia, a lo que le dedicas tu esfuerzo solidario?

Bueno yo creo que son realmente muchísimas cosas, pero a grandes rasgos, tendría que decir que mis espacios de militancia son: El central: digamos, al que le dedico más tiempo, el proyecto comunitario barrial Pueblo Nuevo y Simón Bolívar, que ya es más que un proyecto educativo, se ha ido transformando y ahora es un esfuerzo de orgánica, un esfuerzo de organización comunitaria, a partir de la educación certificada (del nivel más básico hasta niveles de posgrado universitario), pero digamos, no aspira solamente a la certificación escolar de las personas, sino que respondemos a todas aspiraciones comunitarias. Siempre me ha parecido súper importante la militancia territorial, siento que se pierde mucho la perspectiva cuando no estás en un espacio concreto, cuando no te codeas, no vives con la gente que más padece todo el impacto sobre cualquier adversidad, problema económico, político, social, cultural. En este momento estamos intentando reconstruir un poco el espacio organizativo, que ha sido súper golpeado: nosotras/os del colectivo, la familia, la comunidad como tal, la capacidad organizativa de la comunidad, ha disminuido; entonces nosotras/os, estamos trabajando justo ahora en reconstruir el proyecto comunitario. Ahora siento que tenemos un nuevo aire, un nuevo impulso, siempre nos ha parecido que de las peores situaciones se pueden sacar cosas muy positivas. He tenido apoyo de mi barrio, demasiado apoyo de la gente, de manera individual y de forma colectiva, y es perceptible el consenso en que “necesitan cuidarme”, y por lo tanto se han se han reportado para ello: han realizado comunicados de los consejos comunales y otras organizaciones del barrio, y me han brindado compañía también, con su presencia constante acá en casa de mi madre (donde transcurre mi arresto domiciliario), esto demostrando apoyo, demostrando solidaridad, sororidad, y bueno, esto nos habla un poco de que nosotros somos realmente una una misma entidad. Cayapa, desde hace ya muchos años es del barrio, el barrio se apropió también del colectivo, y nos sentimos de la misma manera. Nosotros/as también nos apropiamos del barrio, del discurso, de las formas, y bueno, estamos en un momento de sincretismo muy auténtico, buscando cómo salir juntas/os de todos los problemas que estamos atravesando ahorita en el país, y que nos afectan más duramente a nosotras -las y los del barrio-; entonces sí, mi militancia es territorial, por el derecho a la educación y la diversificación profesional en el barrio, y sobre todo por la orgánica, por generar orgánica, o estructuras organizativas cada vez mayores en espacios comunitarios -en un espacio comunitario específico que es Pueblo Nuevo y Simón Bolívar, de la ciudad de Mérida-, pero también sabemos que es importante que se produzcan y visibilicen diferentes referentes funcionales de organización comunitaria, así que, en el fondo no es un trabajo sólo con ésta comunidad, sino en general para las comunidades -de Mérida, de Venezuela, de Nuestra América y del mundo todo-.

Mi otro espacio -en el que me desenvuelvo como militante- (que yo no sé si llamar primero o segundo, y priorizar alguna cosa, porque también me ocupa bastante tiempo), es el espacio del feminismo, la militancia feminista, que involucra muchísimas cosas. En este momento el feminismo está tomando forma o cuerpo en algunos espacios del discurso donde somos un poco ambiguas aún, y se están tomando posiciones irreductibles al respecto de muchas cosas, por ejemplo, sobre la prostitución existe el discurso prohibicionista (antiderechos), el regulacionista y el abolicionista: yo soy abolicionista claramente, porque sí tengo algo en contra de la explotación sexual, de los proxenetas, de los consumidores de sexo, me parece que no hablar de ellos, o no denunciarlo, o no combatir este problema frontalmente -que es un flagelo para las mujeres- está mal desde la perspectiva feminista, y desde nuestra perspectiva territorial también, porque vemos-vivimos cómo nos afecta a las mujeres pobres directamente, entonces, por eso decidí, decidimos también -esto es una decisión colectiva de Cayapa- que nosotras/os nos marcamos del lado abolicionista de manera fuerte, contundente, no estamos del lado del discurso regulacionista por ningún motivo, incluso conociendo los discursos de las mujeres que se “prostituyen voluntariamente”: nosotras/os no queremos generar políticas, o leyes, o lo que sea que alcancemos hacer con esto para una minoría realmente muy pequeña (quienes se prostituyen “voluntariamente”), porque honestamente las mujeres en situación de prostitución están en un muy mal lugar, la mayoría, directa o indirectamente se ven forzadas a hacerlo a través de muy variados mecanismos de coacción que van desde la trata hasta en “arrinconamiento económico”; entonces, no vamos a tomar de referencia a una pequeña porción de esta población que ejerce la prostitución, que está de acuerdo, y que quiere legislar a favor de ello -sin muestra de empatía hacia las más jodidas- no queremos tener nada que ver con eso, porque sabemos cómo es la cosa para la mayoría de las mujeres que la ejerce, que vienen muchísimas de barrios como el nuestro.

También estamos a favor de la despenalización del aborto y la legalización, aunque la legalización en éste momento la vemos un poco lejana, porque no creo que tengamos una Asamblea Nacional lo suficientemente preparada para legislar en función del aborto, por tanto yo creo que lo más que pueden hacer es despenalizar, cualquier ley que salga de este momento de esta asamblea que tenemos, tan evidentemente influenciada por las iglesias, particularmente la iglesia evangélica, no creo que vaya hacer algo bueno para las mujeres en ningún caso, entonces, sí creo que estamos en un momento donde queremos pelearnos la despenalización, por lo mínimo las tres causales humanitarias que serían por concepto de violación, malformación del feto, y riesgo de vida de la madre; ésta última se contempla en Venezuela, pero es bajo criterio médico, y necesitamos que esto se transforme, porque sabemos que el criterio médico también es bastante misógino, pues en muchos casos no les importa realmente si las mujeres se mueren gestando, o dando a luz, sabemos que no le hablan claramente las mujeres sobre consecuencias cuando tienen un embarazo de riesgo, por ello queremos que eso se flexibilice de alguna manera, porque nos está costando la vida de muchas venezolanas. Justo ahora todo esto se agrava, pues en este momento las organizaciones feministas que prestaban apoyo a las mujeres que necesitan información para tener un aborto seguro ya no están presentes, así que consideramos que ese riesgo ha aumentado exponencialmente. Estoy sumamente preocupada por el peligro que están corriendo en este momento las mujeres venezolanas, sin el apoyo de las organizaciones feministas (bueno, esa es una preocupación que se extiende a Cayapa y a muchas otras organizaciones feministas y de otros tipos), estamos pensando en qué hacer al respecto, aprovechando que hay una “bajada de guardia” del gobierno, porque en algún momento se sintió como una inquisición, una persecución a las militantes feministas, pero creo que esto ha estado disminuyendo un poco, y siento que podemos empezar a tomar acciones, incluso más visibles, más seguras en este momento, que continuar actuando clandestinamente y dispersas, aunque estemos haciendo cosas que no sean ilegales cómo dar información.

Pero sí ciertamente en algún momento de mi proceso judicial, de arresto, se sintió como una inquisición, y obviamente las chicas que que daban información se asustaron, y bueno justo ahora no hay militantes dando información sobre el método seguro de aborto en Venezuela. Ésto aumenta muchísimo el riesgo de muerte en un aborto clandestino, y esto ya se está viendo en algunos casos que incluso el CICPC ha hecho visibles. No son datos, son vidas que se pudieron haber preservado.

¿Cuáles son las razones por las cuales estás a favor del aborto?

Pues las razones por las cuales estamos a favor del aborto son muchísimas, entre ellas están nuestras vivencias personales: estamos lidiando constantemente con que varias mujeres de nuestra comunidad están en peligro de muerte por embarazos de alto riesgo; tenemos niñas pequeñas embarazadas; muchísimas mujeres y niñas que han sido violadas; muchísimas mujeres que no están en condiciones económicas o psicológicas de tener un/a hijo/a, u “otro/a” hija/o -porque las mujeres en nuestro barrio, de hecho, tienen hijos muy jóvenes y con frecuencia familias extensas-, es por ello que se complica mucho la situación, y facilita la reproducción de la pobreza, de las condiciones adversas para la reproducción mediata e inmediata de la vida, entonces lo vemos a diario, cotidianamente, por eso consideramos que hay muchísimas razones por las cuales estar a favor del aborto seguro, desde el territorio, y para mí también fuera del territorio, porque mi militancia feminista no se limita al barrio, sino que es bastante más extensa.

Nos inscribimos de esta forma en otros segmentos de discurso feminista: sobre la visibilidad política de las mujeres, el combate contra el alquiler de vientres (mal llamado “maternidad subrogada”), el combate en contra de todas las formas de violencia hacia las mujeres. Todo eso nos atraviesa a Cayapa como colectivo, y a mí muy personalmente, que he estado en esto -desde hace algunos años-. Y no he actuado solamente como militante, sino incluso como “funcionaria” del estado, pues trabajé en INAMUJER (Una institución del Estado Venezolano) y formé parte de los programas que se ejecutaban en un muy buen momento del ministerio de la mujer, periodo que fue breve por cierto, no fue muy largo el tiempo en el que el ministerio de la mujer sirvió para algo a las mujeres venezolanas, para ser más específica entre 2014 y casi llegando a 2016, fue un año bastante próspero para nosotras, incluso habíamos muchas feministas militantes dentro del ministerio de la mujer, que salimos despedidas de ahí cuando hubieron cambios y la institución fue tomada por una ministra muy religiosa que no entendió la necesidad de todos esos programas, que por cierto habían surgido de las jornadas del “Gobierno de Calle”. En ese momento ejecutábamos un montón de programas, estaba activo el Centro de Atención de Formación Integral de la Mujer (CAFIM), en el que se ejecutaban muchísimos de ellos, uno de los que más me gustaba era el “Luisa Cáceres de Arismendi” que brindaba apoyo a las mujeres privadas libertad, particularmente en los procesos de “Redención”; el programa “La patria es una Mujer” para apoyar a mujeres con diferentes tipos de cáncer, y también había programas de salud y derechos sexuales y derechos reproductivos. Entonces me parece impresionante que estemos hablando del mismo gobierno, este gobierno que me detuvo a mí, también es el mismo gobierno que estaba promoviendo estas cosas: Yo misma di muchísimas charlas, en nombre del Estado, en ese momento siendo funcionaria, en ese momento hablando como gobierno, le di muchísimas charlas a las mujeres sobre sus derechos sexuales y reproductivos. Todo esto es un choque súper grande para mí, pensar en que éste es el mismo gobierno.

En ese momento el Instituto Nacional de la Mujer (INAMUJER) y el Ministerio también tenían casas de abrigo para mujeres en situaciones de alto riesgo (para mujeres cuya vida estaba en riesgo), también había un Banco de la Mujer y muchas otras cosas, bastante útiles, que en éste momento ya no funcionan en lo absoluto, o quizás sí en algunas zonas de la capital, no lo sé, pero ciertamente no en este estado. Entonces, como ves, mi militancia tenía un poco de trabajo con el Estado, y muchísimo trabajo de calle, -en términos generales- esos son los lugares o los espacios desde donde yo me enuncio: Es un poco ridículo que nuestro Centro de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) -que por cierto el nombre me causa muchísima gracia- no tenga la mínima información sobre los/as ciudadanos/as que detienen, no saben distinguir entre un/a militante y una persona que está delinquiendo, no tiene criterios básicos para decidir esto, no tiene ni idea de lo que son derechos humanos, ni menos todos los convenios sobre la materia suscritos por el Estado Venezolano, de verdad están muy mal formados e informados, son unas personas profundamente ignorantes, y a mi parecer, con demasiado poder sobre el resto de los civiles, cosa muy peligrosa. Debemos ser lo suficientemente valientes para cuestionar todas estas cosas, porque desde nuestros espacios de militancia, desde Cayapa, además, desde el barrio, sufrimos demasiada violencia policial: Ésto no es algo nuevo, que alguien del barrio esté detenido/a sin una buena explicación, o a punta de actuaciones viciadas, y es así como paso yo a identificarme un poco más con la gente del barrio, viviéndome una vaina cotidiana para ellas/os, porque estamos manejando cifras (de CAYAPA, VALEC1y el “Centro de Orientación Joher Guerrero” del CEPDCPN2) de un 35% de personas dentro del barrio que están vinculadas en primer grado con una persona privada libertad y un 65% de habitantes de Pueblo Nuevo y Simón Bolívar, que están vinculados/as hasta el segundo y tercer grado con una persona privada de libertad, y ésto es prácticamente todo el barrio, realmente. En ese sentido, nos damos cuenta de que hay una desigualdad allí bastante fuerte, desigualdad de clases porque esto no lo ves en el mismo grado en comunidades “acomodadas”, por ello nos damos cuenta de que tenemos que empezar a militar también al respecto de eso, porque hay muchísimas irregularidades a lo interno de nuestros organismos de seguridad y de justicia, porque también lo hay en el circuito judicial que funciona como un eco “agrandador” de las injusticias que ocurren dentro de las agencias de orden, y somos muy vulnerables ante esto. Ahora sabemos que necesitamos desarrollar muchísimo trabajo como militantes desde y con nuestro barrio, y como feministas también en contra de la violencia policial y la detención arbitraria. Esos son los espacios desde dónde nos estamos enunciando, en voz alta, prácticamente un grito, porque como sociedad necesitamos prestar atención a todas estas cosas, y si necesitamos gritar para ser oídas/os eso haremos. Y sí, en éste momento nos oponemos a las políticas del gobierno sobre las personas en situación de alto riesgo social y sobre las mujeres. Y si éstas no son políticas del estado deben saber que ésto está pasando y tomar acciones al respecto, porque ésta situación los está envolviendo a todos/as ellos/as, y precisan desmarcarse si no están involucrados/as en éstas terribles interpretaciones, omisiones y acciones que se tomaron en éste caso y otros. La única manera de hacerlo es tomar las medidas correctivas que sean necesarias. De lo contrario debemos entender que avalan éstos comportamientos.

¿De qué se te acusa y por qué?

En este momento me están acusando de “ABORTO PROVOCADO CON EL AGRAVANTE DE HABERSE COMETIDO EN UNA ADOLESCENTE” previsto y sancionado en el Artículo 432 del “Código Penal Venezolano” con agravante en el Artículo 217 de la “Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente”. Esto asume que el aborto fue inducido sin consentimiento o bajo coacción, cosa que no es cierta en lo absoluto, y mi abogada, Venus Faddoul, lo dijo muy claramente: el CICPC asume que por que se trata de una menor de edad el aborto no fue consentido, pero esto resulta muy paradójico, porque además ellos mismos asumen que ella no consintió el aborto pero sí consintió la violación, entonces dejan libre al violador por no encontrarse “en flagrancia”, ellos asumen que “el sexo” entre un hombre mayor de 50 años y una niña menor de 13 años es un acto que es normal y consensuado, o en todo caso responsabilidad de la víctima o su entorno, entonces, eso te habla sobre los niveles de misoginia que hay aquí en el país, y en los niveles de misoginia de nuestros funcionarios, que te decía que son profundamente ignorantes, y ahora ésta es una muestra de ello. En un primer instante, fue ese el primer cargo y luego en la audiencia de presentación me imputan dos cargos accesorios, que son idénticos pero que están en diferentes leyes y con lo cual se justifica mi detención por 3 meses. A raíz de ello se nota la saña, la necesidad de agravar mi situación jurídica -porque es como una redundancia jurídica- ya que “AGRAVILLAMIENTO” previsto y sancionado en el Artículo 282 en concordancia con los artículo 83 y 86 del “Código Penal Venezolano” y “ASOCIACIÓN PARA DELINQUIR” previsto y sancionado en el Artículo 86 en concordancia con el Artículo 37 de la “Ley Orgánica Contra el Financiamiento al Terrorismo y la Delincuencia Organizada” son sustancialmente iguales en la descripción del delito, y creo que jamás han sido combinados en casos anteriores (no hay jurisprudencia), así que soy la única persona en el país que merece una doble imputación por la misma cosa. Es importante decir que no hubo personas asociadas a mí al momento de dar la información a mi estudiante, por cuanto lo que se me imputa no sabemos cómo irá a proceder jurídicamente. Lo cierto es que se me acusa porque ayudé a una niña con información para interrumpir un embarazo que no deseaba, producto de una violación, inmersa en una situación en la que estaba corriendo peligro su vida, porque su cuerpo no estaba apto para un proceso de gestación y parto, y obviamente ella no está como persona apta para maternar, total que era casi una situación de vida o muerte. En medio de todo esto a nuestro Estado le parece que es más importante culparme a mí por todo esto antes que investigar a una persona que fue acusada de violación por una menor de edad, cuya declaración, insisto, sirvió para detenerme y acusarme pero no era suficiente para detener al hombre que la violó. El hecho de que hoy día haya una orden de captura con alerta roja que involucra a la INTERPOL contra éste sujeto, no los dirime de su interpretación misógina inicial que decantó en toda ésta situación.

¿Cuál piensas que es debate de fondo, entendiendo que estamos en medio de un huracán revolucionario?

Bueno lo de huracán revolucionario, no estoy tan segura de ello en este momento, (risas). Creo en lo que nos quedó de orgánica de un proceso anterior a éste, que fue con Hugo Chávez, en el que sí teníamos espacios para la participación y para la construcción del Estado comunal, y por ende la capacidad local para garantizar los derechos de cada una de las personas dentro de la comuna, o de cualquier espacio comunitario. En ese momento se habían alcanzado unos niveles muy altos de organización dentro de muchas comunidades, después, cuando nos golpeó con fuerza la recesión económica, y hubo un fuerte cambio en las políticas comunitarias, que reemplazaron a los Consejos Comunales por unidades del PSUV -me refiero a las UBCH- creo que se perdió muchísimo allí, destrozó muchísimas iniciativas realmente buenas y otras a penas quedaron de pie. Entonces sí, vamos a decir que esa es en la revolución en la que creemos, por la que seguimos militando las y los que insistimos tercamente, los/las que quedamos militando en las comunidades (con diferentes niveles de organización), creemos en esos espacios, para nosotras/os ésos son los espacios que representan esta palabra “revolución”. Me parece que lo demás es discurso, y lo digo desde la experiencia en carne propia: estando privada libertad, teníamos un pequeño televisor, con acceso a los canales nacionales, y pasaba todo el día viendo una propaganda sobre el presidente feminista, y “el gobierno feminista”, se repetía una mil veces al día estando yo privada libertad, y otras cinco mujeres completamente inocentes, era una tortura oírla y verla. Idealmente, en un proceso realmente revolucionario, en el que un gobierno está dispuesto a gobernar y legislar en función del bienestar de sus ciudadanos, tendríamos un debate serio, y no estoy hablando de un debate de bajo nivel de raciocinio, impregnado de las creencias personales de quienes componen el poder legislativo, de las iglesias, o de ciertas organizaciones de personas que profesan X religión, sino que estaríamos extendiendo lo límites del debate hasta alcanzar el nivel de “debate bioético”, hablo del nivel científico, de lo biológico, fisiológico etc., para acomodar nuestra legislación, que está muy, muy atrás, obsoleta diría yo, en materia de Derechos Humanos, particularmente en el área de la salud de las mujeres, que somos la mitad de la población, no somos ninguna minoría, somos de hecho, creo, que más de la mitad de la población, no solamente en Venezuela sino en el mundo, así que nada, ninguna huevonada de “minorías”, no quiero escuchar esa palabra cuando hablamos de mujeres, ni una remota sugerencia de que somos ciudadanas de segunda. En ese sentido deberíamos estar pendientes de que nosotras no nos muramos por causas evitables, y es bien conocido que el aborto está al principio de las causas de muerte evitable de las mujeres en Venezuela y en el mundo. Nos referimos al aborto clandestino, mal practicado, mal hecho, que se hace en países donde el aborto no es legal, ése es el aborto que se practica, porque no es que no se practica, se practica, pero en esas condiciones, condiciones clandestinidad, e insalubridad total.

Por eso las feministas nos tomamos el trabajo de informarle a las mujeres cómo se hace de la manera correcta según la Organización Mundial de la Salud, porque honestamente no es un procedimiento tan agresivo contra el cuerpo de las mujeres como mucha gente se imagina, puede ser más agresivo sacarse una muela, realmente, y en todo caso el parto es más riesgoso que un aborto practicado de la manera correcta. Después de un aborto o después de un parto una mujer recupera sus capacidades físicas en realmente poco tiempo (recuerda a alguna mujer cercana a ti en su proceso de parto y puerperio, y sabrás que la recuperación fisiológica de la mujer es casi inmediata), su reloj fisiológico vuelve a reiniciarse, su menstruación se regulariza, y todo vuelve a un estado de normalidad en el cuerpo de la mujer, hay muchísima evidencia médica, científica al respecto, y la OMS se ha encargado una y otra vez de socializar ésta información, cualquiera la puede buscar/encontrar muy fácilmente. Por éstas razones consideramos que es demasiado drama por una cosa que es muy fácil de solucionar -¡está completamente a nuestro alcance!- y evitaría la muerte de muchísimas mujeres, pero ya ves ¡ni siquiera tenemos un lugar dónde tener un debate de este tipo!. ¿Tenemos cuántos años en esto?, desde 1998-1999, ya vamos para 22 años de revolución y no hemos tenido ni siquiera un pequeño espacio para discutirlo, en ninguna de las asambleas, ni las del oficialismo ni la de la oposición (y estoy segura de que no tenemos ninguna oportunidad con la oposición). Creo que -desde ese plano legislativo- se está viendo al país como como algo que pueden extorsionar, y no como un lugar donde habitan seres humanos, que necesitan vivir, tener la posibilidad de sobrevivir a situaciones cotidianas como ésta, tener capacidad material para producir y reproducir la vida, y en consecuencia mejorar su calidad de vida; no lo ven como un espacio de esos, lo ven como un proyecto personal que debería gestionarse según sus ideas y sus conveniencias, un espacio territorial habitado por personas que deben comportarse “como yo creo”. A pesar de éste escenario desalentador, sí creo que debemos pelear para que se dé éste debate, incluso no estando realmente dentro de un “huracán revolucionario” (lo dejo a juicio de cada quién), pero si es deber intervenir, participar de verdad en la política regional y nacional como feministas, no dejar que nos usen más. Sabiendo que nos enfrentamos a un grupo de conservadores recalcitrantes y gente con muy poca capacidad de hacer valoraciones reales, incapaces de sentir en la carne la pérdida evitable de la vida de muchas mujeres, sin capacidad de sentir empatía, porque te lo digo sin pelos en la lengua, muchos/as de ellos/as -quienes se oponen siquiera a debatir sobre el aborto en Venezuela- piensan (en secreto porque es políticamente incorrectísimo) que si una mujer muere en un aborto clandestino-insalubre no está mal, de alguna manera “se lo merecía”, y eso es un pensamiento claramente fascista, inconfesable, que se puede deducir cuando no hay un mínimo esfuerzo por dar respuesta a la pregunta “¿cómo hacemos para que las mujeres dejen de morir en abortos clandestinos e insalubres?”, aquí el silencio otorga. Total que es una cosa súper triste, porque de verdad nuestro nivel intelectual en los espacios donde se legisla para el pueblo son realmente muy bajos, y la voluntad política es todavía más baja. De verdad lo que más quiero es que demuestren lo contrario, que “me callen la boca”, no me importa hacer el papel de “exagerada”, que se me acuse de “difamar al gobierno”, o que me manchen el nombre, pero que se haga.

Por otro lado también hay una una estructura social más general y abstracta, que también es bastante responsable de estas cosas que pasan, por la cual yo estoy privada libertad, y que prácticamente estaba arrinconando a una niña morirse, o a tener unas complicaciones muy graves, o a joderse la vida. En fin, yo conozco muchísima gente que aprecio que piensa que todavía necesitamos controlar lo que hacen otras personas con respecto a sí mismas, respecto a decisiones a las que podría enfrentarse cualquiera sobre su salud, sobre su reproducción, sobre su cuerpo, sobre su orientación sexual, cosas que pertenecen a cada quien, que son políticas, pero que son decisiones particulares porque influyen sobre cada individua/o y sobre nadie más. Todavía hay mucha gente que piensa que debemos controlar aspectos íntimos e individuales de las personas. Esto te habla de cuánto ha perforado la ideología del personalismo, el “yoísmo”, que hace creer a cada quien que “todos tienen que hacer lo que yo creo que deberían hacer”, la poca conciencia social que tenemos, y decir poca conciencia social es hablar de falta de empatía, eso es grave, y eso lo puedo decir en general de la sociedad venezolana, en general de la comunidad internacional, en eso no creo que haya un solo pueblo que pueda desmarcarse completamente. Pero siendo más concreta, sí tengo que señalar específicamente a los gobiernos, y particularmente a nuestro gobierno, a nuestro sistema judicial, a nuestro sistema de agencias del orden, directamente al Ministerio del Poder Popular para asuntos Interiores y Justicia, que están actuando en este momento como si estuvieran en contra de las mujeres -¿por qué?- nos están persiguiendo por razones como las que motivaron mi detención y acusación: pero ¡oye, hice ésto para sobrevivir!, quise ayudar a una compañera, que no se nos muera una amiga, y eso no es todo, también nos privan de libertad por no poder proteger a nuestros/as hijas/os de lesiones o de la muerte causada por otras personas, porque sí, hay chicas que están privadas de libertad injustamente por no poder proteger a sus hijos/as cuando otras personas las/os asesinaron o lastimaron, hoy día -conozco a varias de ellas- están presas por “malas madres”.

Entonces, estamos frente a un Estado súper misógino, y lo es en efecto porque no toma ninguna medida correctiva hacia sus funcionarios. Ésa es una de las principales estructuras a señalar, porque las mujeres ya estamos en una situación de desventaja demasiado arrecha como para también tener que estar escondiéndonos, huyendo de las instituciones del Estado, o siendo re-victimizadas cuando acudimos a él; ésto ciertamente empeora nuestra situación innecesariamente, por ello creo que sí hay que hacerle un llamado de atención al Estado, para que revise no sólo leyes, sino a sus organismos de seguridad, a su ministerio de interior justicia y a todos los órganos que derivan de él, porque estamos en una situación bastante grave para las mujeres aquí en Venezuela. Y todo ésto lo saco de lo poco que yo pude ver, en un solo centro de reclusión en el que estuve por tres meses, sin embargo, todo esto me hace pensar en que esto de la criminalización, victimización y re-victimización de las mujeres -las más jodidas además- no es un fenómeno aislado que ocurre aquí en Mérida, sino que puedo intuir un desastre nacional. Ésta hipótesis pasaremos a corroborarla, en cuanto se pueda, las Feministas organizadas y corresponsables con las mujeres más vulnerables. Supongo que nosotras debemos hacerlo, no espero que ocurra sin nuestra participación.

Como ser humano, ¿cuáles son las estructuras sociales a las cuales debemos señalar, precisamente para dar cuenta de nuevas realidades?

Esta estructura, la estructura social por supuesto. Tenemos mucho que conversar en nuestras comunidades, con nuestras familias, es decir la opinión personal de un amigo, de mi padre, de mis hermanos, tenemos que debatirla, porque estas personas también conforman a la comunidad, a la sociedad venezolana, y en éste momento están opinando de manera agresiva y contra los cuerpos de las mujeres y nuestros derechos básicos, entonces sí tenemos que, como parte de nuestra militancia personal, conversar con nuestros allegados, y con la gente que nos rodea en general, porque podemos superar esta situación crítica si dejamos de fingir que el aborto no ocurre. Para ello tenemos que preguntar directamente a todas las personas cómo hacemos para que las mujeres dejen de morir por tener un aborto clandestino e insalubre, y en base a eso empezar a pensar las estrategias para enfrentar el problema, que es un problema de salud pública, y por supuesto, la única salida que hay para esto, es legislar en favor de un proceso asistido y sanitario, descriminalizado, que nos permita otorgar información precisa -probada una y mil veces científicamente-, medicamentos en buen estado, incluso si es preciso una intervención quirúrgica, que tengamos acceso a eso para no seguir muriendo por esta causa.

Entonces sí, es una cosa que tenemos que, primero conversarla seriamente con nuestro gobierno, y simultáneamente conversarla con las personas más cercanas a nosotras/os, no podemos seguir siendo las y los “pro-aborto-seguro a escondidas”, que mamá no se entere, que mi familia no sepa. Tenemos que hablarlo públicamente, levantar la voz al respecto, porque porque sí tenemos razón y tenemos que hacerlo ver, tenemos que hacerlo notar, con todas las herramientas de las que disponemos: con estadísticas, con evidencia científica, comparando nuestra realidad con otros países con legislaciones más avanzadas en la materia, de todas las maneras posibles, la científica, la ética, todas las maneras que tenemos, que son muchísimas para demostrar que ésto es lo correcto. Tenemos que discutir todo ésto y ponerlo entero en manos de la opinión pública, y la opinión pública también es mi tío, también es mi primo, mi amiga, también es la gente cercana a mí que es conservadora, porque “la opinión” es una cosa percibida como personal, pero en éste caso la opinión conservadora es agresiva con los derechos humanos de otras personas, y eso sí ya no es una cosa personal o individual, sino que ya es un hecho político, y eso tenemos que empezar a transformarlo. Tenemos una sociedad muy hipócrita, y un estamento institucional aún más hipócrita, y pues, hay que hablar sobre eso y transformar nuestra realidad política.

Siempre nos han dicho -a las feministas- que no es el momento para hablar de esto, pero justo ahora es más claro que nunca que éste el momento para hablar de esto, por lo que nos ha ocurrido a nosotras y todo lo que ha develado mi caso -que no es algo “nuevo”-, por lo que está ocurriendo en el resto del mundo, porque las mujeres seguimos muriendo en la clandestinidad, porque ya es justo y necesario.

¿Hacia cual horizonte apuntan estás luchas, que son las tuyas y deberían ser las de todas/os?

Las luchas más auténticas y nobles para mí están en el feminismo y en la organización comunitaria, y sé que las comparto con mucha gente. Las comunidades autónomas, las comunas, comuneros y comuneras lo entendieron todo, y desde ahí se hace, no se pide, se ejerce el poder, un poder noble y compartido, es una organización para la vida y contra el despotismo. En el feminismo siento un movimiento sólido, me siento en un espacio seguro, es decir, hay conciencia de lo que es, de lo que cuesta la militancia, incluso cuánto somos capaces de arriesgar a nivel personal, y la empatía -que llamamos también sororidad- se expresa materialmente de forma constante. Nos protegemos mutuamente y eso me parece súper valioso. La frase de “¡si tocan a una respondemos todas!” no es una consigna nada más, es algo bastante más profundo que eso, más concreto que un simple grito de lucha, es real, y ese grito al unísono de miles de mujeres me sacó del calabozo, y todavía hoy día me protege.

Creo que las luchas de todas, todos, todes en este momento -incorpórese quien quiera, con el género que quiera-, son alrededor de la defensa de nuestras vidas, de nuestro derecho a vivir, de nuestro derecho a decidir cosas súper importantes, como ¿cuándo nos vamos reproducir?, ¿queremos formar una familia?, ¿cómo vamos a formar nuestra familia?. Aparte de ser una feminista militante por el aborto seguro, también soy una militante de territorio, que ha cuidado por mucho tiempo y sigo cuidando de niños y niñas, adolescentes en situación de alto riesgo social en mi comunidad, y desde ahí sé -sabemos- perfectamente la sociedad hipócrita en la que estamos, porque hay muy poca gente que realmente está dispuesta militar en el espacio donde nosotras/os estamos, o en uno similar sin intentar decantarlo hacia fines individuales, que hablan sobre nosotras – las feministas- de manera despectiva, malversando el discurso para que parezca que no nos importa la vida, cuando realmente nosotras/os -al menos Cayapa, donde todas/os nos declaramos feministas- estamos aportándole mucho más a la vida que la gente que nos critica.

Entonces, yo creo que todo parte de dejar desnuda a la hipocresía, increparla y desarmar los discursos fascistas disfrazados de bondad. Pasa por militar en donde se tiene que hacer, por luchar por lo que se tiene que luchar, y en este momento es por cosas básicas, si te das cuenta estamos muy atrás en materia de DD.HH. porque nos estamos peleando cosas extremadamente básicas, el derecho a la vida es algo que se reconoció en 1945 como algo que debemos garantizarnos entre todas/os como sociedad, y en éste momento la mitad del planeta tierra, las mujeres, tenemos muchísimas más causas de muerte evitable en todos los países, y aún más en los países que penalizan el aborto. El 75% de los países del mundo ha reducido dramáticamente estas muertes evitables legislando a favor y en función de garantizar abortos seguros, y nosotros/as pertenecemos al 25% que todavía no ha legislado, o flexibilizado la legislación favorablemente. Y justo ahora nos preguntan “¿por qué nos parece esto importante en medio de tantos problemas?”, pues, no estamos hablando de una minoría, como te dije anteriormente, estamos hablando de la mitad del mundo, por esto estamos un poco cansadas de que seamos el último punto de agenda, o una cosa pequeña, no importante, o algo que todavía no se puede debatir, es decir, no se entiende la emergencia, porque no sé si es gente que no aprecia la vida, pero a mí me da demasiado dolor y rabia que personas mueran, de cualquier edad, pero particularmente una persona joven, con toda una vida por delante, sin ningún problema de salud grave, porque hay gente que cree que éste proceso no debería ser legal, por algo personal, porque creo que al fin del día no les afecta para nada en su vida personal si es legal o no es legal el aborto en el país. Es sumamente hipócrita y demasiado egoísta, son unas cosas horribles que hay en la sociedad y sí tenemos que empezar a combatirlas en colectivo, en comunidad y como movimiento. Por supuesto éste es un debate en el que tenemos que tener el micrófono las mujeres, pero siempre es posible para los hombres aportar de manera positiva, también es su responsabilidad si les importan sus compañeras, si les importa la mitad de la comunidad a la que pertenecen, si les importa en algo la vida de la gente, sí deberían tomarlo como algo personal, aunque no tengan útero, entendiendo que la sujeta histórica y la que tiene que tener el micrófono es la chica, pero por supuesto que todas/os tenemos que tomar cartas sobre el asunto. Si eres un/a militante territorializada/o que no tiene idea de cuántas mujeres tienen abortos en tu comunidad, es porque falta confianza de tú comunidad para ti, por tanto, todavía hay vínculos que no se han hecho, es como si tus hermanas, o tus primas, o tus amigas no te comenten que han tenido un aborto, eso se llama falta de confianza, porque de verdad sabemos que le ocurre a todo el mundo, y todo el mundo tiene una persona cercana que ha tenido un aborto, entonces, si no conoces esta realidad es porque tu falta de empatía se exterioriza demasiado, o porque no has marcado claramente tú posición en favor de la preservación de la vida de las mujeres por sobre cualquier cosa, argumento o creencia, y bueno esto resulta en un entorno donde no hay confianza para que la gente te hable sobre eso. Creo que eso también hay que politizarlo, los hombres tienen que politizarlo también, porque la mayoría sabe muy poco del aborto en su entorno inmediato: ¿Por qué las mujeres no confían en nosotros?, ¿por qué nuestro conocimiento empírico sobre ésta realidad es tan pobre? Ese es un tema que me imagino se dará en algún taller sobre nuevas masculinidades, en un espacio de ustedes los hombres, no lo sé, y es su responsabilidad y derecho propiciar estos espacios de reflexión de forma autónoma, pero ciertamente es algo que tienen que pensarse.

Estamos en una lucha por la preservación de la vida, y continuaremos con más cosas, porque además de preservar la vida luego quisiéramos tener una vida digna, y luego de eso quisiéramos tener una buena calidad de vida en comunidad, y seguiremos “subiendo de nivel” sin descanso, entonces, después de esto, después de garantizar que las mujeres podamos sobrevivir a situaciones cotidianas siguen muchísimas más cosas, y no vamos a parar en ningún momento, son las luchas de todos y todas, por ello tenemos que tomarlas muy en serio, aún cuando no podamos reconocernos explícitamente -de forma individual- en cada discurso, porque no todos los discursos deben enunciarme, con que sea humano y justo debería ser suficiente para suscribirlo. El cuidado mutuo, de éso se trata una comunidad responsable y digna.

*Por: Carlos Rivas

1 VALEC: Grupo de Investigaciones Expresiones y Representaciones de la Violencia en América Latina y El Caribe. Adscrito a la Escuela de Criminología de la Universidad de los Andes.

2 CEPDCPN: Centro de Estudios en Prevención del Delito y Criminología de Pueblo Nuevo: Es una Comunidad de Aprendizaje Universitaria avalada por el Programa Universitario de Estudios Abiertos (PROEA) de la Universidad Politécnica Territorial del Estado Mérida – Kléber Ramírez, integrada por miembras y miembros de la comunidad de Pueblo Nuevo y Simón Bolívar. Proyecto de educación universitaria territorial autónomo, promovido por la Fundación CAYAPA.

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