[ECONOMÍA] A un año de la dolarización de El Petro: ¿qué ha pasado, qué pasará?

El principal problema a la hora de responder si el petro funcionará o no es que, en honor a la verdad, nadie parece saber a ciencia cierta para qué exactamente se supone debe funcionar.

Recordemos: hace un par de años nació como una criptomoneda respaldada en reservas de petróleo, con el fin de ser usada como criptodivisa para burlar el bloqueo y la hegemonía del dólar. De ñapa: debía derrotar la guerra económica. Pero luego se nos dijo que tambiénla podríamos usar para comprar pan en la panadería. Y más tarde, comenzó a usarsecomo unidad de cuenta para referenciar valores variosentre ellos el salario mínimo. Pero además como cripto-activo para “ahorrar”, tomando como referencia las variaciones del mercado cambiario. Ahora, se está usando para pagar bonos navideños e impuestos, de la misma manera que se ha venido usando para bajar presupuesto a gobernaciones y alcaldías. Y así sucesivamente una variedad usos .

El tema con esta multiplicidad de funciones y tareas no es necesariamente la variedad. Son más bien las contradicciones múltiples que entrañan cuando se le miran todas juntas: una criptomoneda ya es un tema en sí mismo, que esté respaldada aún más, que pretenda usársele como divisa eleva la barra de complejidad. Pero que al mismo tiempo se le desdoble como unidad de cuenta y criptoactivo pretendiendo llegar a ser moneda de curso legal,es un verdadero desafío a la lógica de este mundo.

En este sentido, todo indica que la principal característica del petro, como dijo alguien felizmente una vez, es que es al mismo tiempo chicha y limonada. Y así pues es muy difícil saber si funcionará o no. Pero donde más chicha con limonada parece volverse la cosa es en su relación con el dólar estadounidense. En principio, en teoría o discursivamente hablando, el petro es la contracara del gobierno venezolano al dólar y el antídoto contra la dolarización. Sin embargo en la práctica la cosa no luce tan clara. Veamos

El petro y el dólar

Sobre este particular, la fecha de hoy 29 de noviembre de 2019 resulta clave. Y es que se cumple un año exacto del anclaje del dólar al petro y su desanclaje del barril de petróleo, todo lo cual se hizo en el marco de la aplicación de los “factores de corrección” al Plan de Recuperación lanzado en agosto 2018.

Pues aunque muchos todavía piensan y dicen que el petro está anclado al barril de petróleo en realidad ya no es así. O lo es solo parcial y nominalmente. En la vida real y desde el 29 de noviembre del año pasado, el ancla del petro es el dólar a través del tipo de cambio oficial.

Esto es inmediatamente comprobable si nos detenemos a dar cuenta de dónde obtiene su precio en bolívares elpetrocripto-activo que se usa para ahorro y compra-venta y cuyo precio varía diariamente. La lógica mercantil indica que el mismo debería resultar del juego de oferta y demanda del mercado cambiario donde se le transa. Pero en realidad lo obtiene de las variaciones del tipo de cambio oficial, actualmente bajo el sistema “liberado” de las mesas de cambio interbancarias.

A tales efectos tomemos una pequeña muestra: el precio en bolívares del petrocripto-activo al cierre de operaciones del día de ayer 28 de noviembre es de 2.292.253,25 bolívares soberanos. El anterior, 27 de noviembre: 2.204.027,97 bolívares soberanos. Mientras el del 26 de noviembre: 2.128.236,84 bolívares soberanos.

Si el esquema cambiario del petro siguiera siendo el de agosto 2018 tales valores serías imposibles. Por la simple razón de que aquel esquema se montó sobre la base de un ancla fija pues la idea era que el bolívar soberano no se devaluara. Así las cosas,en agosto de 2018 el petro equivalía a 60 dólares tomando como referencia el precio del barril de petróleo de la canasta venezolana. Establecido un tipo de cambio de 60 bolívares soberanos por dólar, el petro equivalía a su vez a 3.600 bolívares soberano. Por eso cuando se fijó el salario mínimo se habló de medio petro: lo que en aquel entonces eran 1.800 bolívares soberanos.

¿Qué fue lo que se hizo la noche del 29 de noviembre de 2018 y que imposibilita que eso ya no sea así? Pues ante la imposibilidad de mantener el tipo de cambio fijo y evitar la devaluación del recién nacido bolívar soberano, se eliminó el ancla fija sobre el barril de petróleo y pasó a un ancla móvil tomando como referencia el tipo de cambio oficial, en aquel entonces denominado DICOM. De tal suerte, el petro pasó de equivaler 9.000 bolívares soberanos (de los 3.600 bolívares soberanos iniciales), lo que representó una devaluación del bolívar frente al petro de 150%. Por su parte, el bolívar también fue devaluado frente al dólar en el mismo porcentaje, pasando de 60 a 150 bolívares por dólar.

¿Por qué decimos que la nueva ancla del petro y por tanto el bolívar soberano pasó a ser el tipo de cambio oficial? Pues porque los números comienzan a dar cuando se entiende que la formula inicial fue modificada quedando del siguiente modo: 1 Petro = TCO * 60.

Donde TCO es el tipo de cambio del día multiplicado por 60, que suponemos siguen siendo los mismos 60 dólares del barril de petróleo, solo que ya no es el marcador sino solo un elemento de la ecuación donde la clave pasa por la variación del tipo de cambio oficial. De tal manera, el 29 de noviembre de 2018 el tipo de cambio pasó a ser 150 bolívares, que al ser multiplicados por 60 dan los 9.000 que pasó a costar el petro. Y esa relación se mantiene hasta nuestros días, como podemos comprobar al realizar la misma operación con los últimos valores del petrocripto-activo:

Consecuencias y perspectivas

Fecha Tipo de cambio oficial (TCO) Precio “promedio” barril petróleo Precio petrocripto-activo
26/11/2019 35.470,61 60 2.128.236,84
27/11/2019 36.733,80 60 2.204.027,97
28/11/2019 38.204,32 60 2.292.259,25

En un editorial de la página de economía 15yultimo.com que publicamos el 16 de diciembre de 2018 titulado Petro: ¿soberanía financiera o dolarización por otros medios?, alertábamos sobre las implicaciones y consecuencias de la adopción de éste esquema. Reproduciremos de manera resumida lo dicho aquel entonces:

  1. Eliminación definitiva del DICOM. Y su reemplazo por un mercado no regulado donde el tipo de cambio sea determinado por los operadores cambiarios, limitándose el BCV a ser un simple anunciador del mismo.
  2. Abandono definitivo del Bolívar (“Soberano”) como moneda de circulación nacional. Lo que en la práctica ya viene ocurriendo, tanto por efecto de la hiperinflación como de las devaluaciones, y en última instancia, por la anuencia monetaria del gobierno y el BCV al autorizar el uso de criptomonedas y las ambigüedades que dejó la derogación de la ley de ilícitos, donde no quedó claro que no se puede tranzar directamente en divisas sobre el territorio nacional a no ser mediante los agentes autorizados. Ya para las operaciones más menudas se usa el dólar como unidad de intercambio directo. En algunas zonas del país se usan otras monedas (el peso colombiano en la frontera con Colombia, el Real en la frontera con Brasil). El uso de las criptomonedas cobra cada vez mayor popularidad.
  3. Anarquía monetario-cambiaria. Lo que también está sucediendo, al tenerse varios tipos de cambio y varias monedas en circulación se hace imposible conservar la autoridad y soberanía, y de hecho, incluso la capacidad de hacer política económica. Demás está decir que esta anarquía se termina trasladando a toda la economía, afectando desde los sistemas de fijación de precios hasta las actividades productivas.
  4. Ahondamiento de un nuevo tipo de desigualdad: la monetaria. También viene sucediendo. Y es que en la medida en que circulen varias monedas y criptomonedas, aquellos que tienen acceso a las de mayor valor y liquidez se imponen sobre quienes no. En los actuales momentos, todos los que perciben sus ingresos en bolívares están en franca desventaja contra quienes reciben remesas o captan ingresos en divisas.
  5. Abandono de las actividades productivas por las especulativas: dada la manipulación cambiaria que ya no solo es en el paralelo sino a la cual se sumó el gobierno, pasa que en la práctica está saliendo más barato importar que producir a lo interno, además de menos engorroso. Por lo demás, es obvio que los principales incentivos se están dirigiendo al área monetario-financiera,incluyendo la posibilidad de “ahorrar” en petros para luego transformarlos en divisas y fugarlos, al menos aquellos que pueden adquirirlos en cantidades importantes
  6. Paralización de la actividad económica: A nuestro modo de ver, la inflada artificial de El Petro y su promoción como cripto-activo especulativo tiene como propósito contribuir a la restricción monetaria que viene impulsando el gobierno en su combate contra la hiperinflación, convencido como está de que el origen de ésta es un “exceso” de liquidez. Ya se ha demostrado que para el caso de Venezuela esta hipótesis no aplica. Pero más allá de la disquisición teórica, lo que importa aquí es el resultado: en un escenario hiperinflacionario como el que vivimos con devaluación permanente, las restricciones monetarias (aumento del encaje legal bancario, achatamiento de las tablas salariales, recortes presupuestarios en instituciones), no solo afectan directamente a la mayoría asalariada a través de una violenta contracción del consumo, además tienen un efecto directo de estrangulamiento, o más bien de achicamiento y encogimiento de la economía: salvo los monopolios y oligopolios, lo esperable es un cierre mayor de empresas y comercios, lo que entre otras cosas significa un aumento del desempleo, desempleados que se sumarán a la gran cantidad de trabajadores y trabajadoras que están abandonando la administración pública y se prevé lo hagan en masa entre finales de este año y principios del 2019.
  7. Dolarización de la economía. De darse el abandono definitivo del Bolívar Soberano, puede ocurrir que quedemos en un escenario de anarquía monetaria tipo Zimbabue (numeral dos de esta serie) o de dualidad monetaria a la manera cubana. Desde luego, también está presente la opción de la petrolización, es decir, que el Bolívar Soberano sea reemplazado por El Petro. A nuestro modo de ver, la política del gobierno apunta en esta dirección. Pero no parece un proyecto sostenible en el tiempo. Pues de no solucionarse otros problemas no monetarios más profundos (como la gigantesca caída del ingreso en divisas, en buena medida por la caída de la producción petrolera, así como el peso que representa la deuda externa), lo único que realmente se hará es trasladar los problemas que tenemos en bolívares a un escenario donde los tendríamos en Petros. Así las cosas, cada vez luce más probable que al final de los finales, toda esta historia de El petro, criptomoneda surgida para luchar contra las hegemonías financieras y del dólar, termine concluyendo paradójicamente en una dolarización definitiva de la economía venezolana, un poco siguiendo el dictum de Friedman según el cual solo una crisis profunda hace posible que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable. La probabilidad de este escenario viene dada por dos factores fundamentales: el primero, que hay poderosos intereses que tributan en esa dirección. Y la segunda, porque al seguir siendo el dólar la principal moneda de curso mundial, unidad de cuenta y reserva de valor, en los procesos hiperinflacionarios opera como refugio “espontáneo” en última instancia de los actores económicos, desde los más grandes hasta los más chicos. Lo cumbre en este caso es que la manipulación artificial de El Petro al anclarlo al dólar vía DICOM está tributando en esta dirección. Tal vez no lo saben, peroigual lo hacen.

Eso lo dijimos en diciembre pasado a propósito de las medidas tomadas tal día como hoy hace un año. De esta lista pareciera faltar solo la eliminación definitiva del bolívar y la posibilidad de una dolarización de derecho u oficial que refuerce la de hecho y extraoficial. Es casi seguro que lo primero pasará en cualquier momento. Y ya sabemos que el alto gobierno no ve con malos ojos la dolarización y hasta le da gracias a dios por ella. En fin, en los meses que vienen sabremos.

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