[OPINIÓN] La lucha del 1 de mayo recién empieza.

A propósito ofrendas florales y días feriados.

 ALBERTO R. PARSONS

“¿Creéis, señores, que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados al montón se habrá acabado todo? ¿Creéis que la lucha de clases se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero para demostrarnos vuestra injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso; quedará el veredicto popular para decir que la lucha de clases no ha terminado por tan poca cosa.”

El combate por la historia

En todo acontecimiento histórico siempre hay dos versiones, la de los vencidos y la de los vencedores. Sin embargo, como bien lo hacía recordar el maestro Moreno Fraginals, esta disputa no termina en el instante mismo del acontecimiento, sino que se extiende a los tiempos por venir, tiempos de iniciativa y lucha, tanto para los herederos de los vencidos, como para los vencedores.

Con el 1ro de mayo sucede exactamente lo dispuesto por Fraginals. Aunque este conmemora la fecha que da lugar a la lucha por la reducción de la jornada de trabajo, iniciada en 1886 en la ciudad de Chicago, por la movilización de obreros y obreras, está innegablemente unida también al juicio y asesinato de los 8 mártires de Chicago.

Juicio que el mismo John Peter Altgeld, gobernador años después del estado de Illinois, definiría como infame, donde se montaría como obra teatral la arremetida más obscena de la clase burguesa contra la lucha proletaria, criminalizando de la forma más salvaje el afán de justicia y libertad de la clase obrera.

136 años después, este teatro de la infamia no cesa de consumir esperanzas, arremetiendo en la actualidad con nuevos mecanismos, subsumiendo a los trabajadores al campo de la miseria inhumana, o difundiendo la fantasía de la autoexplotación como ideal de libertad y salida a la condena de la marginalidad.

Vieja receta misma enfermedad

Hoy se sabe, gracias al Informe Mundial Sobre la Desigualdad, que el 1% más rico del mundo, poco más de 51 millones de personas, son los dueños del 32% de la riqueza total de la tierra en forma de medios de producción materiales e inmateriales. Frente a ellos se visibiliza un ejército de 2.555 millones de personas que cuentan solo con 5 u 8 euros diarios para sobrevivir. La riqueza total de estos 2.555 millones se calcula solamente en 10 billones de euros. En contraparte, lo acumulado por el 1% más rico supera los 160 billones de euros.   

De los 5.100 millones de personas económicamente activas en el mundo, solo 3.300 millones tienen acceso a un contrato formal, de estos por los menos 2.555 millones están al borde de la pobreza, además existen más de 1500 millones de trabajadores que se encuentran al margen de cualquier contratación formal, viviendo en la mayoría de los casos por debajo de la línea de pobreza

Esto demuestra, como bien lo señala el Manifiesto Comunista, que “la burguesía es incapaz de gobernar, porque es incapaz de garantizar a sus esclavos la existencia, ni aun dentro de su esclavitud, porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una situación de desamparo en que no tiene más remedio que mantenerles, cuando son ellos quienes debieran mantenerla a ella.”

Hoy el proletariado mundial engruesa con su miseria y sufrimiento la riqueza de 51 millones de multimillonarios, bajo la lógica de la sobreexplotación y la precarización laboral, realidad que la propia Organización Internacional del Trabajo, a pesar de su lógica lacaya a la burguesía, ha reconocido públicamente a través de un informe publicado en el año 2018, denominado “Tiempo de trabajo y el futuro del trabajo», en este el organismo verifica y señala la proliferación y normalización de jornadas más largas de trabajo con cada vez menores beneficios para los trabajadores a nivel mundial.

La otra pieza de la pinza que se cierne sobre la clase proletaria es la ideología del emprendimiento, profusamente difundida y aplaudida por las elites imperantes en el sistema financiero y económico mundial, vendida esta última como la panacea del siglo XXI para la resolución de la pobreza y la miseria de las grandes mayorías.

Sin embargo, la realidad es otra, según el reciente informe mundial del Monitor de Emprendimiento Global 2021/2022, que recoge datos recopilados de entre 150.000 emprendedores de 50 economías diferentes, el 60% de los emprendedores encuestados reconocen haber fracasado en sus emprendimientos y dentro del 40% restante el 80% reconoció tener dificultades apremiantes para mantener su actividad. Estos datos recopilados por los propios promotores de esta ideología tiran por el suelo las premisas anteriores difundidas por ellos mismos.

Como queda dispuesto, la burguesía nuevamente nos ha colocado en un callejón sin salida, ni el sueño neoliberal del goteo económico, a saber enriquecer a pocos para distribuir las migajas entre muchos, ni la lógica sedante y engañosa del emprendedor ha funcionado para diluir el combustible de la lucha de clases a nivel global.

Una agonía cercana

En Venezuela esta misma receta se viene aplicando ante el actual escenario económico, en medio de las sanciones y el bloqueo económico del estado, los tecnócratas han confiado en la buena voluntad de la burguesía revolucionaria, alimentándola con jugosas políticas fiscales y enormes financiamientos directos a través de créditos y alianzas un tanto opacas o indirectos a través de inyecciones de dólares a precio preferencial en los mercados cambiarios por parte del Banco Central de Venezuela, bajo estas prácticas se vienen ejecutando el plan calculado por los tecnócratas de “producir juntos divisas para el país”

Al mismo tiempo, la ideología del emprendimiento viene conquistando cada vez mayores espacios en el escenario popular y en los entornos progresistas y “revolucionarios”, reemplazando los horizontes de la propiedad social enmarcada en el proyecto comunal venezolano, por la idea de las ferias de emprendimiento soberana como camino al rescate y la supervivencia nacional.

Entre nosotros los marxistas es una costumbre analizar los procesos productivos y el proceso social del trabajo como una totalidad dentro de la lógica capitalista, por lo tanto, no es de extrañar que los fracasos mundiales de estas tácticas se reflejen en fracasos similares en las políticas nacionales de los estados.

En el caso de Venezuela, las tasas de inversión de la llamada burguesía revolucionaria, mantiene en realidad una estabilidad vegetativa, reactivando menos del 5% de la capacidad instalada que poseen en los últimos 4 años, esto último según los propios datos de la Confederación Venezolana de Industriales (CONINDUSTRIA), de nada vale decir que a pesar de la dolarización e internacionalización de la estructura de costos de su producción y los altos índices de ganancia generada, la situación del sector trabajador sigue siendo precaria y explotadora, con salarios muy por debajo de los estándares internacionales.

Por otro lado, las políticas de emprendimiento, según los propios datos oficiales, únicamente estarían impactando en 202.609 trabajadores, lo cual quiere decir, que de los 6.5 millones de trabajadores informales existentes en Venezuela, solo el 0.003% estarían siendo beneficiados por las políticas dirigidas al emprendimiento, de estos solo 1450, a saber el 0.7%, habrían recibido ayuda financiera por parte del estado.

Como se deja ver, la mayoría de los trabajadores no contratados siguen bajo una lógica de precariedad e indefensión permanente, removidos sobre un escenario donde el protagonismo real en cuanto a la disputa por los recursos lo tienen otros, la burguesía revolucionaria.

Un designio por cumplir

Como se dijo al principio citando a Fraginals, seguimos siendo los herederos de los mártires de Chicago. Seguimos siendo sometidos y oprimidos por el gran capital, criminalizados y agravados bajo innobles tratos por nuestra cercanía con la clase trabajadora, hoy en Venezuela, luego de 136 años de los juicios de Chicago, existen 147 sindicalistas presos por defender los derechos de la clase obrera, sin claridad en sus procesos y con inconsistencia notables en sus expedientes.

En este escenario solamente se escucha el eco del discurso de ALBERTO R. PARSONS durante su audiencia en los juicios de Chicago.

“Quedará el veredicto popular para decir que la lucha de clases no ha terminado”

La historia inscrita en el 1 de mayo nos exige, más que ofrendas florales y días feriados, fidelidad y compromiso con nuestros mártires y ante todo claridad para afrontar la lucha empujada por ellos. La lucha del 1 de mayo recién empieza.    

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