[OPINIÓN] Chávez, Fidel, Che.

Hoy es, otra vez, 5 de marzo. Se cumplen 6 años de la partida del comandante.

Ayer un amigo de internet (Lito Castillo) nos hizo llegar la foto que acompaña esta nota, una foto del 2006 en un acto en la plaza de la Revolución en la Habana. Una imagen que generó todo un montón de emociones que se hacen inevitables. Ahí están los tres juntos, el Che indeleble en la memoria y los dos amigos conversando futuros (La foto es subida desde un celular y tiene muy poca resolución y no está en la red, así que disculpen esa).

Viéndola recordé, aquella frase de Chávez, que creo que fue dicha en una entrevista que le realizó José Vicente Rangel, «Yo soy un subversivo en Miraflores. Venezuela tiene un subversivo en el Palacio de Gobierno…” y siente uno sin dudas la necesidad hoy de ese subversivo, la necesidad de que se renueve la condición real de un gobierno subversivo, pero no declarativamente, no solo en el discurso, no solo en su política exterior, sino uno subversivo en los hechos, particularmente en los hechos cotidianos, en los hechos de todos los días, esos que por que sean cotidianamente extraordinarios hagan revolución.

El asunto real, y creo que Chávez lo reconocería hoy, estoy seguro, es que estamos enfrentados al peligro, desgraciadamente no latente sino presente, de que el reformismo socialdemócrata tome el control definitivo de la revolución, y que la tan manejada idea de Fidel de que revolución sea cambiar todo lo que deba ser cambiado sea convertida en solo una frase, como ya se trató de hacer durante mucho tiempo, se trata aún, con el pensamiento del Che, cuando, por ejemplo, hablaba de su propuesta del hombre y la mujer nuevos pensando, gritando creo, que su creación no podía estar basado en simples cambios económicos y aparentemente estructurales.

Fidel también lo decía de otra manera, decía que el asunto no es crear conciencia desde la riqueza, que la construcción del comunismo es crear riquezas, para todos y no solo para algunos, pero desde la conciencia.

Estamos sin dudas, frente a la desaforada agresión imperialista, en un momento verdaderamente revolucionario, momento que o aprovechamos para profundizar la revolución o corremos el riesgo de que el retroceso sea definitivo. No es esta nota una pretensión de desarrollar teorías y esas cosas. Ahora simplemente pensamos a Chávez, y lo pensamos como lo que es, como el líder de un proceso revolucionario verdadero y por ello sentimos, hasta en las vísceras, la necesidad de que su pensamiento no se siga mediatizando, no se siga usando como escudo para esconder el reformismo. Chávez, como Bolívar fue un revolucionario, pero uno real, y por ello su pensamiento solo puede ser usado como arma y herramienta para la construcción de una nueva sociedad, una donde desaparezca definitivamente la sociedad mercantil basada en la explotación del hombre y la mujer por el capital.

Chávez dio su vida por ello, no podemos permitir que su sacrificio haya sido en vano.

¡Chávez vive! Y que lo siga haciendo es responsabilidad inevitable de los revolucionarios.

¡Chávez vive! ¡No entreguemos sus banderas!

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