[OPINIÓN] – Confrontando el Trumpismo con el Ecosocialismo

La agenda bélica de Trump, su arrogancia, y desestimación de los grandes problemas mundiales están causando una creciente indignación a nivel mundial. Las tensiones aumentan exponencialmente a nivel planetario. A diario se producen protestas, en Estados Unidos y otros países del mundo, abarcando escenarios muy diversos.

La eliminación de toda referencia sobre cambio climático en el sitio web de la Casa Blanca, ha sonado las alarmas en la comunidad científica y en sectores preocupados con esta problemática, hasta el punto que Universidades en California, Filadelfia, Indianapolis, Toronto-Canadá y otras instituciones, se han sumado a la iniciativa para descargar informes y preservar los megadatos en la biblioteca digital, Internet Archive o la web Data Refugee, creada en la Universidad de Pensilvania, con la finalidad de garantizar su accesibilidad al público y a futuros investigadores. (El Mundo, 2017)

Investigadores, científicos y la comunidad preocupada por el tema temen que ahora el Presidente Trump ordene la purga de miles de informes elaborados por la NASA, por la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y por otras instituciones federales, como EPA (Environmental Protection Agency). Estas organizaciones están siendo redimensionadas en funciones y operatividad, por la eliminación de normas y regulaciones ambientales que por décadas en el país del norte se venían ejecutando.

Pareciera el preámbulo, para definitivamente desconocer los tratados de la COPP 21-22 de París (2015), Marruecos (2016), y suspender los acuerdos e iniciativas ya encaminados para tratar de mitigar los embates del cambio climático.

No solamente se asume una postura de desconocimiento de la problemática, sino que se estaría acelerando la crisis, con el despliegue y amenaza del uso de armas de destrucción masiva. Dick Cheney, ex-vice presidente de US durante el gobierno de George W. Bush, lo declaró tajantemente: “Al presidente de los Estados Unidos le sigue en todo momento, 24 horas del día, un asesor militar que lleva un maletín que contiene los códigos nucleares que utilizaría, y estaría autorizado a utilizar, en caso de un ataque nuclear contra EEUU. El ataque será devastador, como el mundo jamás ha presenciado. No tiene que consultarle a nadie. No tiene que llamar al congreso. No tiene que hablar con tribunales.” (Expansión, 2016).

Trump es parte de ese 20% de la población más rica del mundo, la cual, controla el 94% de la riqueza mundial. El otro 80% restantes no tiene nada, sólo el 6% del total para cubrir sus gastos. Por increíble que parezca, los 300 millonarios del mundo tienen la misma riqueza que 3 mil millones de personas, o la mitad de la población de todo el mundo.

Este pequeño grupo de seres humanos vive aislado en sus lujos y parece que su poder se le ha subido a la cabeza; además quieren seguir viviendo como hasta ahora, sin importarle el resto de la población mundial o la calidad de vida del planeta en general.

Por otro lado, lúcidos y comprometidos investigadores, científicos, escritores y pensadores entre ellos Capra, Hathaway y Boff (2012), dicen, en referencia a este grupo social: “Los sistemas culturales, políticos y económicos que hemos creado, se inclinan hacia la dominación y explotación, destruyen la riqueza viva de nuestro planeta para acumular; controlan la riqueza de abstracción muerta llamada dinero. Son sistemas que, al parecer, han adquirido vida propia, y que sutilmente pervierten los deseos humanos para acomodarlos a sus propósitos. Combinando las fuerzas del crecimiento canceroso, del desarrollo deforme, del imperio de las pseudopersonas corporativas, de las finanzas parasitarias y la monocultura de la mente, con el secular ejercicio del poder dominador, el actual des/orden global se ha convertido en un verdadero monstruo que devora nuestro planeta”.

Reafirman los autores: “el actual des/orden patológico se basa en lo esencial en supuestos falsos, tales como que el consumo puede crecer sin límites en un planeta limitado. Que una abstracción ficticia llamada dinero es el único calibre para medir el valor de una persona. Que la codicia desenfrenada, la competencia y la búsqueda del interés propio van a generar el bienestar de todos.”

Esta concepción del mundo no es exclusiva del 20% de los privilegiados económicos del mundo. Según Bigott-Perez Almeida (2017), las virosis del fascismo estructural-cultural venezolano, aceleradamente  nos está llevando, a perder el sentido de convivencia nacional.  Condición, que una vez más se reprocha, ante la injusta suspensión del dialogo, por los sectores de la oposición política. Quiénes, definitivamente siguen demostrando que no tienen proyecto país y  sucumben frente a los mandatos guerreristas internacionales descritos anteriormente.  

Así mismo, frente a la aguda crisis económica nacional nos preguntamos: ¿qué va pasar con nuestros presupuestos familiares? ¿Y la formación de nuestros jóvenes y sus futuros aportes a la patria? ¿Qué va a pasar cuándo nuestros recursos naturales mermen, se despilfarren, se agoten, se extingan y o desaparezcan? ¿Cómo estamos viendo a futuro la escasez del agua, nuestra biodiversidad y lo que queda de los recursos forestales? ¿Cómo evaluamos la producción de alimentos y su nexo con la energía para cocinar? Entre otros temas a debatir urgentemente. Temas que deben ser parte del diálogo con calidad que mucho venezolanos estamos esperando y requerimos.  

Si algo nos viene diciendo el pueblo sabio, es que los conflictos sociales y ecológicos se dan la mano.  No hay separación entre unos y otros. Deben atenderse simultáneamente. Es tarea inmediata y cuesta entender, lo difícil que ha sido, que los sectores progresistas asuman el verdadero proyecto de país: El Ecosocialismo Bolivariano. No hacerlo es quedarnos en más de lo mismo y seguir sometidos a los efectos de la cuarta república.

Uno de los efectos de la persistencia de la cuarta república en la actualidad es la guerra económica impuesta sobre Venezuela, que no es un fenómeno netamente económico, sino que tiene aspectos sociales, culturales, éticos, morales, políticos y hasta espirituales. Para enfrentarlo de manera efectiva no hay otra herramienta más efectiva que el Ecosocialismo Bolivariano.

Entre los distintos sectores políticos revolucionarios, se han tenido actitudes escapistas, a pesar de que existen un conjunto de convicciones fundamentales, por las alarmas ecológicas existentes y el desespero de los oprimidos a nivel local, regional, nacional, y mundial. Es prioritario atender, gestionar y elaborar las políticas con audacia, convencimiento y que no favorezcan a la inercia, ni frenen soluciones innovadoras, ante a las tensiones descritas. La banalización debe ser superada.

Saber mitigar y superar las tensiones ecológico-sociales es avanzar hacia la construcción definitiva de una nueva propuesta civilizatoria: El Ecosocialismo Bolivariano. No nos olvidemos, que es parte de nuestro proceso histórico revolucionario y del avance que se hace en toda revolución. Frente al aquí y al ahora, no tenemos que temer, ni huir, ni evadir nuestra propuesta Ecosocialista.


Referencias Bibliográficas

Bigott B. y Perez Almeida G.J. (2017) Venezuela y el Fascismo Social. En línea: www.rebelion.org/noticia.

Boff, L. Capra, F y Hathaway M. (2014) El Tao de la Liberacion. Una Ecología para la trnasformación. Ed. Trotta. Madrid España.

Donald Trump y la Amenaza Nuclear. Expansión, (2016) En línea: expasion. com/opinion/2016/11/30.

El Mundo 2017: Los Científicos  protegen los datos del cambio climático por miedo a Trump. En línea: www.elmundo.es/ciencia/ 2017/01/24.

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