[OPINIÓN] La Confesión

Artur es militante comunista. Fue brigadista en la Guerra Civil española y héroe en la Segunda Guerra Mundial. Siendo viceministro de asuntos exteriores de Checoslovaquia, comienza a ser vigilado. En pocos días es encarcelado sin conocer las razones. En confinamiento solitario, sin comunicación alguna con sus familiares, y sin derecho ni a abogados ni al debido proceso, Artur es torturado sistemáticamente a lo largo de más de 22 meses, con el propósito de arrancarle la confesión de un crimen que no cometió: ser miembro de una red de espionaje al servicio de los EEUU.

De esto trata la película de Costa-Gavras títulada «La Confesión» protagonizada por Yves Montand y Simone Signoret, quienes representan a Artur y Lise London respectivamente. El guión de la película proviene de una adaptación del libro de Artur London, «La confesión: en el engranaje del proceso de Praga».

La película narra lo ocurrido alrededor de los «Procesos de Praga» en la Checoslovaquia de 1952, en la que el Partido Comunista, a través de la figura de Klement Gottwald, se encontraba a la cabeza del gobierno. Gottwald, en perfecta sintonía con Stalin, y para acabar con las figuras incómodas dentro del gabinete y el partido, así como con cualquier voz disidente de la política oficial, inicia una serie de procesos que llevaron a la captura, tortura y enjuiciamiento de 14 altos funcionarios (incluido el secretario general del partido) a partir de falsas acusaciones, siendo sentenciados por conspiración contra el estado y alta traición a la patria con cadenas perpetuas y penas de muerte.

Los violentos e interminables interrogatorios, se acompañaban de la promesa de que las vidas iban a ser perdonadas si admitían el «crimen». Pero 11 de los 14 comunistas fueron condenados a muerte.

La brutal presión obligó a todos los acusados a aprobar sus confesiones. Los imputados fueron sometidos a un amañado «juicio» público, filmado y transmitido por radio, con el objetivo de someterlos al escarnio público y a su vez, exaltar la imagen del gobierno al haber desmantelado una red de espionaje enemiga, en un momento en el que según la versión oficial, la revolución se encontraba en peligro frente a una inminente agresión imperialista.

Los sobrevivientes de esta purga tuvieron que esperar hasta 1956, cuando en ocasión del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, Krushev publicó el célebre informe que revelaba parte de la verdad sobre las persecuciones stalinistas, incluido lo ocurrido en los Procesos de Praga, lo que le permitió a London y al resto de los sobrevivientes alcanzar su libertad y rehabilitarse en la vida política. London falleció en el año ’86 siendo un ferviente defensor de las ideas comunistas.

Al conocer este relato es inevitable pensar en Aryenis y Alfredo.

Militantes chavistas y gerentes de PDVSA, Aryenis y Alfredo fueron detenidos de manera irregular sin una orden de captura por parte de un tribunal. Violando la presunción de inocencia y sin contar con abogados defensores, ni con el debido proceso, a pocos días de su arresto, el propio gobierno los acusó públicamente de labores de espionaje a favor de EEUU, sometiéndolos al escarnio público y paralizando a una parte del chavismo denunciante que sucumbía frente a la «duda».

La familia denuncia que la pareja ha sido sometida a confinamiento, incomunicación, torturas y tratos crueles, con el firme objetivo de arrancarle la confesión de un crimen que no cometieron. ¿Una historia que se repite?

P.D. La película cierra con una secuencia en la que un grupo de jóvenes raya una pared en una calle checa con una frase demoledora: «Lenin despierta. ¡Se volvieron locos!»

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