[OPINIÓN] Pájaro de mal agüero

1 Y en aquellos días  recibieron los pobres al Hijo de Dios agitando ramos. Y sus promesas de un Reino que no era de este mundo irritaron al Imperio. Y sus repartos de pan multiplicado alarmaron a los publicanos. Y sus prédicas contra los ricos molestaron al Sanedrín de los fariseos. Y los latigazos que les dio en el templo indispusieron a los mercaderes.  Y hete aquí que ante el apóstol Judas cantaron tres pájaros lúgubres. Y  el primero decía: más vale pájaro en mano que cien ángeles volando. Y  el segundo añadía: el mejor socio es el que va ganando. Y el  tercero era el tintinear de treinta monedas de plata. Y como propina, una soga de cáñamo.

2 El emprendedor Boris ha llegado a la Presidencia de la segunda potencia del mundo. Primera en saltar del subdesarrollo al desarrollo en apenas dos décadas. Primera en derrotar al fascismo. Primera en cualquier cosa, siempre que se lo proponga. En la puerta del Kremlin suenan tres golpes. Más vale propietario que administrador. Vale más que te aplaudan los ricos, a que el pueblo te elija. Mejor despedazar la Unión Soviética, que respetar la mayoría del 88% que no quiere que se desintegre. Yeltsin   bombardea el Palacio Legislativo del Soviet Supremo y el Congreso de los Diputados del Pueblo,  subasta a mafias de usureros las empresas públicas, arrebata al pueblo toda su conquista social y baja a la mitad el PIB de Rusia. Sólo para renunciar seis años después, sin patria, partido ni posteridad.

El inquieto muchacho de Rubio es presidente por segunda vez; pero la Presidencia de Venezuela le queda pequeña; acaso ahora le toque la de la OEA o el Nobel de la Paz. Tiene  manos tintas en sangre, pero si él lo olvida,  los demás  olvidarán. Nacionalizó la industria petrolera, algo que todos recuerdan y él quisiera que olvidaran. En la puerta suenan tres golpes y entra Moisés Naim con tres  faxes que le envía el Fondo Monetario Internacional. Uno: nada de precios regulados, dejarlos que floten y vuelen y que los bienes desaparezcan. Dos: venta en baratillo de las empresas del Estado. Tres: apertura irrestricta y privilegios jurídicos y tributarios a  transnacionales para que exploten los recursos naturales con mano de obra sin derechos sociales. ¿Le tiembla o no la mano al firmar la Carta de Intención, la pala con la cual cavará  su propia sepultura política y la de su partido?

Me escalofría el Pájaro de Mal Agüero. A quienes lo idolatran,  canto los versos de Jesús Sevillano: “Pájaro de mal agüero en mi casa/ Yo no lo quiero/ Ni que cante como un canario/ Ni que parezca jilguero/ ¡Pájaro de mal agüero en mi casa/ Yo no lo quiero!”.

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