[PALABRA CIERTA] El nuevo capitalismo emocional: ¿Controlamos nuestra felicidad?
En el mundo actual, la búsqueda de la felicidad se ha convertido en una obsesión omnipresente, infiltrándose en los espacios de trabajo, las redes sociales y la literatura. Multinacionales como Coca-Cola, el ejército de Estados Unidos y el sector editorial han invertido ingentes recursos en la psicología positiva y la autoayuda, con el objetivo de aumentar la productividad, reducir el estrés y, en última instancia, promover el compromiso individual con sus objetivos.
La industria de la felicidad se ha convertido en un negocio multimillonario, moldeando y difundiendo la idea de que la felicidad es un camino individual, una meta personal que se alcanza a través de técnicas y estrategias de autoayuda. Esta visión, promovida por libros, expertos en coaching y medios de comunicación, ha desplazado la noción de la felicidad colectiva y ha reforzado la idea de que la libertad se asocia a la búsqueda individual del bienestar, deslegitimando los proyectos políticos colectivos.
¿Es posible un proyecto de felicidad diferente? Un proyecto anclado en lo colectivo y en el rescate de lo político? Es más necesario que nunca afirmar que sí es posible, y que nuestras utopías deben partir de la lucha contra el sistema capitalista, sus mecanismos de explotación y sus formas de dominación.
Debemos convertir nuestras emociones, nuestros sentimientos y nuestra lucha por elevar la conciencia en combustible para la organización de un movimiento con sentido clasista, un movimiento que busque la felicidad no como un estado individual, sino como un horizonte colectivo.
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