[REALIDAD ECONÓMICA] Luis Salas: El plan económico es bastante amplio, ambicioso y en algunos puntos contradictorio

Desde Tatuy Televisión Comunitaria continuamos la segunda entrevista del seriado [REALIDAD ECONÓMICA], en la cual estamos recopilando diferentes visiones de destacadxs economistas e investigadorxs venezolanxs, acerca de la actualidad y el futuro de la economía en nuestro país. Pretendemos que logre ser una caja de herramientas para entender la complejidad de la crisis que estamos viviendo, así como para evaluar los efectos que sobre ella puedan tener las medidas y decisiones tomadas por el Presidente de la República Nicolás Maduro y el conjunto de su gabinete de gobierno.

En esta oportunidad conversamos con el profesor universitario e investigador, Luis Salas Rodríguez, quien se ha destacado además por haber tenido cargos de dirección y asesoría directa con el gobierno bolivariano en materia económica, y quien desarrolla un proyecto editorial denominado “15 y Último”, que ha servido de plataforma para la investigación, disertación y opinión referencial, sobre todos los fenómenos económicos de la Venezuela contemporánea.  

Hay muchas expectativas positivas del lado del chavismo en torno a la efectividad del Programa de Recuperación Económica anunciado por el Presidente Maduro. ¿Crees que el actual programa de recuperación económica está enfrentando efectivamente las causas que ocasionaron la crisis hiperinflacionaria?

El plan del gobierno es difícil de evaluar en su conjunto porque es bastante amplio, ambicioso y en algunos puntos contradictorio. Además hay puntos claves que siguen siendo un misterio como el estatus real del petro, a medio camino entre unidad de cuenta, cripto divisa y cripto moneda paralela al soberano.
En lo concerniente a la hiperinflación, pienso que puede tener éxito, pero no por las razones que se afirma en la publicidad oficial, es decir, lo del anclaje del soberano al petro para reducir la especulación cambiaría o el acuerdo de precios; puede tener éxito por medidas de tipo más ortodoxo que se vienen tomando, como la reducción del encaje legal, los recortes en el gasto público y el shock de precios que se ha desatado y que amenaza con volver nada la mejora salarial una vez que comience a hacerse efectiva luego de la segunda semana de septiembre

Estas medidas parten de un diagnóstico errado y convencional de que la culpa de la hiperinflación es un supuesto exceso de liquidez monetaria, pero pueden tener éxito si a través de ellas se contrae aún más el consumo. Esto es, dicho en cristiano, derrotar la hiperinflación a través de la reducción drástica del poder adquisitivo. Pues por estrambótico que suene, en este país todavía hay expertos que creen que los precios suben porque se consume mucho. Y es que esa y no otra cosa, es la explicación de la inflación por la vía  del exceso de liquidez y la emisión de dinero “inorgánico”: una manera de decir que el problema es que hay mucha plata en la calle, ergo la gente consume mucho y por eso suben los precios.

El gobierno hizo un nuevo ajuste a los 25 primeros precios del Plan 50 y publicó el listado de precios de productos de higiene y limpieza, mientras que todo indica que los precios seguirán subiendo y la desaparición de productos regulados es inminente. Si la liberación de precios nos trajo a este escenario de hiperinflación, y la regulación augura el retorno del desabastecimiento y el acaparamiento ¿No hay salida entonces? ¿Cómo salir de ese aparente callejón sin salida? ¿Puede el SUNDEE junto al Poder Popular efectivamente frenar el incremento de los precios?

A mi modo de ver en materia de medidas económicas, sobre todo en situaciones límites como la que vivimos, pasa como con otras cosas de la vida. Llega un momento en que tienes que definir las prioridades que quieres conseguir y cuáles costos estás dispuesto a asumir para lograrlo.
En el contexto actual la prioridad parece ser estabilizar, lo cual pasa por detener la hiperinflación. Si eso no ocurre, no podrás recuperar ni mucho menos lograr la prosperidad, que es otra de las metas genéricas del plan del gobierno. El tema es, cómo tú planteas, cómo lo haces, partiendo del hecho que el gobierno parece haberlo intentado todo.

Pues bien, mi respuesta es que sólo hay dos maneras de hacerlo: una es imponiendo la autoridad del Estado y ejerciendo controles, lo que requiere voluntad real de hacerlo y método. Ejemplos de ello existen: Chávez en 2003 y luego de la crisis global de 2008-2009. Cristina Fernández en 2014. Roosevelt en los años 30. Debes asumir un enfrentamiento directo con los oligopolios, mafias y roscas, lo que Roosevelt llamaba banksters, los banqueros con comportamiento de gansters, a los que el culpó con toda razón de la crisis del 29. Y el otro método más convencional es provocar un shock de precios, que la hiperinflación o inflación se derrote vía caída del consumo, como Caldera en el 96.

Siempre podrás combinar cosas de una y de otra, y complementar. Por ejemplo en el primer caso, debes a la par, estimular la producción, etc. Pero lo que a mi modo de ver no puedes hacer, es intentar las dos cosas al mismo tiempo, porque hay muchos elementos que no pueden convivir juntos, por ejemplo, reducir el déficit fiscal y al mismo tiempo estimular la producción vía estímulo de la demanda, lo que implica mejorar salarios y reducir impuestos como aranceles.
Lo que quiero decir, es que más temprano que tarde deben decidir entre estas dos vías, o encontrar un término medio inédito. La propaganda oficial viene insistiendo en que se trata de esto último, pero eso sólo lo podremos saber con los resultados.

La tasa paralela ha experimentado un crecimiento meteórico en días recientes a los anuncios, aunque en los últimos días viene bajando y la Tasa DICOM permanece «estable» y aparentemente registra un aumento de divisas transadas. ¿Cómo ponderas la política cambiaria planteada en el programa de recuperación? ¿Hay condiciones para derrotar definitivamente el paralelo?

Eso depende también de lo que se entienda por derrotar el paralelo. Me explico: desde el punto de vista teórico y hasta lógico, si desregulas el mercado cambiario, eliminas el paralelo. Y es lo que la experiencia indica. Sin embargo tenemos al menos una excepción: el dolar blue en el caso argentino actual. El blue fue el equivalente argentino al today en Venezuela, y surgió en los tiempos del control cambiario en época de Cristina Fernández. Macri lo primero que hizo fue eliminar el control cambiario, y no sólo no acabó con el blue, sino que éste sigue marcando el mercado cambiario «libre», al punto que el dólar -tras la gestión Macri- es cuatro veces más alto que cuando Cristina.

Para entender esto hay que entender lo siguiente: un marcador paralelo puede servir para marcar el tipo de cambio de un mercado paralelo de divisas, pero también para impulsar el alza permanente del tipo de cambio en el mercado oficial, como pasa en Argentina y como yo creo que terminará pasando acá. En cualquier caso, más allá del paralelo en sí mismo, el problema de fondo es si habrán suficientes divisas para el mercado cambiario oficial desregulado, en una economía con tanta dependencia de las importaciones y donde el oferente de divisas histórico -el Estado- afirma que no lo hará más. Dejando de lado el deseo y la esperanza, nada indica que el sector privado tenga la capacidad ni la voluntad real de sustituir la oferta del sector público para llevar la economía a un nivel de recuperación y mucho menos de prosperidad. Al ritmo actual, para que el sector privado sustituya al público (es decir al petróleo) a nivel de asignación de divisas, tomando como referencia el año 2012, necesita aumentar su capacidad productiva unas 300 veces, lo que luce bastante cuesta arriba por decir lo menos. Se dice que la idea es que el sector privado retorne sus ahorros y colocaciones en el extranjero, incluyendo paraísos fiscales. Eso estaría bueno, pero por definición esos son dineros que no retornan. Y no está demás tener igualmente claro que por más gente que se haya ido del país, las remesas por sí solas no alcanzan. En definitiva, todo indica que el  tipo de cambio oficial seguirá subiendo, con paralelo o no, al menos que ocurra un milagro o se recupere la producción petrolera, que es en mi opinión nuestra única alternativa real en el corto plazo, que por lo demás es él único plazo que tenemos como país.

Hay mucha inquietud en torno a la política fiscal y la consigna del Déficit fiscal 0 planteado por Maduro, luego de la exoneración de algunos impuestos importantes y a la aparición de otros (incluyendo el aumento del precio de la gasolina). ¿Crees que esa reforma fiscal genere los recursos necesarios para la recuperación sin caer en la «tentación» de la emisión de «dinero inorgánico» o el financiamiento internacional?

Es difícil saberlo por una razón simple: la no publicación de cifras oficiales. Lo que hace que a ciencia cierta no sepamos de cuánto es el déficit. Algunas estimaciones dicen que está en torno al 25% del PIB, lo que nos daría una cifra de entre 25 y 35 mil millones de dólares, lo que son números descomunales. Pero como les dije, sólo son estimaciones.

Ahora, en el caso de la gasolina, asumiendo como cierta la hipótesis de que el gobierno igual subsidiará el consumo, la única forma de que internacionalizando el precio se generen ingresos fiscales, es que se desestimule el consumo y el contrabando. Siendo que esa gasolina entonces se exporte. Pero allí también tenemos un problema de opacidad de cifras, y las pocas que se conocen sobre PDVSA no son muy auspiciosas en cuanto a su capacidad productiva.

En cualquier caso la vía más expedita para cerrar el déficit, es la devaluación que multiplica automáticamente los bolívares, pero sólo para el caso del déficit en bs. Lo que puede funcionar para el caso, por ejemplo, de la emisión para salarios.

En cuanto a los ingresos que pueden generar impuestos a bienes suntuarios o transacciones para grandes capitales, desconozco las estimaciones, pero dudo que puedan compensar el faltare generado por las otras exoneraciones, como los casos de aranceles y el ISRL de las petroleras.

Hay todo un misterio en torno a los ingresos por vía de la renta petrolera. ¿Qué está ocurriendo con los ingresos petroleros? ¿Cuál es su magnitud, a qué tasa se está cambiando y cómo está usando ese recurso?

Si ciertamente es un misterio. Sobre la caída de la producción de PDVSA nos podemos enterar indirectamente, pues Venezuela debe reportarle el estatus de su producción a la OPEP. De allí sabemos que la producción actual está ligeramente por encima del millón de barriles diarios. Si bien es una caída grave -no la más grave pero grave-, con los precios actuales se permite tener unos ingresos importantes. El tema sin embargo es que al no reportarse no sabemos. Hay quienes afirman que el grueso de esa producción la realizan empresas mixtas de la faja, por lo que los ingresos que genera son reducidos, equivalentes a una producción real de unos 500 mil barriles.

Como quiera que sea, asumiendo que hay vencimiento de deudas que no se pagaron, y que el gobierno no está asignando divisas vía DICOM, en realidad no sabemos a ciencia cierta que está haciendo con ese ingreso. Una parte lo destinará a importar productos CLAP seguramente, pero todo lo que podemos hacer al respecto en realidad, es especular.

Recientemente el ministro Hugbel Roa reconoció que nadie ha podido hacer uso del Petro ¿Puede el petro en esas condiciones cumplir su rol sólo como unidad de cuenta? ¿Cuál es la factibilidad del anclaje?

Entiendo que esas declaraciones fueron mal interpretadas. Pero más allá de la mala intención que pueda haber, son versiones que pueden parecer creíbles justamente por el desconocimiento que impera sobre el petro.

Desde el lanzamiento del petro en diciembre y su oferta a comienzos de este 2018, sólo supimos por declaraciones, que se vendieron unos 3 mil millones de dólares, pero sin evidencia de ello, no sabemos a quién, ni cuánto, ni qué se hizo con ese dinero. El tema en todo caso, es que en este momento exacto el petro solo funge en la práctica, como unidad de cuenta. Un poco como fue el real en Brasil cuando el plan real.

Entre varias diferencias está también que el petro fue presentado como cripto moneda, pero hasta los momentos públicamente no se le conoce este uso más allá de lo que el gobierno declara.

En días pasados se anunció que podrá ser adquirido en subasta tipo DICOM, la pregunta en este caso entonces es en qué ámbitos y para qué se adquirirá el petro. Si será vendido como divisa, es decir, sólo para el comercio exterior, y como activo especulativo, o tendrá circulación nacional como otro medio de pago. En este último caso, genera un problema de convivencia y competencia con el BS, moneda que se supone respalda.

En el caso de Brasil el real sustituyó al cruceiro, pero luego de un tiempo, y nunca circularon a la vez. Hasta los momentos eso no ha sido planteado para el caso del petro, es decir, que sustituya al Bolívar soberano. Pero en todo caso, dado el anuncio de su pronto intercambio por bolívares soberanos, más otros anuncios anteriores donde se firmaron asignaciones presupuestarias en materia por ejemplo de vivienda -llegando a plantearse incluso la posibilidad de que se le pudiera usar para adquirir vivienda de la GMVV-, se deja abierta la posibilidad, al menos, de la convivencia de Bolívar soberano y Petro, ambas como monedas de curso legal.

En cuanto lo del anclaje, todo dependerá de la confianza que genere el petro, y dicha confianza pasa en buena medida, porque se defina de una vez por todas su rol. Y cuando se defina por fin, al convertirse definitivamente en una moneda (es decir, que no sólo sea unidad de cuenta sino medio de intercambio y reserva de valor) tenga aceptabilidad real y suficiente.

Escrito por Lenzo J. y Pernia J. / Tatuy Tv

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