TatuyTv en sus 18 años: Unidad y crítica en tiempos de asedio imperial
Este 31 de agosto, Tatuy Televisión Comunitaria cumple 18 años. En este editorial, recordamos la pertinencia y permanencia de nuestra misión, y reafirmamos el compromiso y la lucha que nos mueve en un mundo tan lleno de desafíos.
El genocidio de nuestros tiempos
Es casi imposible empezar un análisis sin pensar en Palestina. Durante casi dos años, el Estado de Israel ha perpetrado un genocidio incesante contra el pueblo palestino, con niveles de crueldad que no se creían posibles.
Bajo miradas impotentes o cómplices, las familias palestinas han sufrido crímenes de guerra, una hambruna deliberada y un sinfín de ataques en contra de su humanidad. Y aunque la resistencia y la resiliencia nos siguen inspirando, la verdad es que no faltan señales de que la situación seguirá empeorando.
A lo largo de décadas, Palestina, y Gaza en particular, nos han hecho el “favor” de exponer y desenmascarar el multilateralismo. Las Naciones Unidas no son más que un cascarón vacío de buenas intenciones, sin la más mínima capacidad de detener la muerte diaria de cientos de niños y niñas, mientras diplomáticos se aferran a la ridícula solución de dos Estados.
Los pocos que han sido consecuentes en la defensa del pueblo palestino han pagado un alto precio por su coherencia. A nivel mundial, se multiplican las acciones pro-Palestina y en repudio a la complicidad de los gobiernos, principalmente occidentales. Pero el costo político todavía no ha sido suficiente para provocar reacciones más que simbólicas.
Aquí, como en muchos otros casos, resalta el ejemplo de dignidad del Comandante Chávez, que rompió relaciones con Israel, porque hay que moverse por principios y no solamente por intereses.
Los tiempos actuales son de disputas a escala mundial, con un imperio en decadencia que se aferra a su hegemonía destructiva. En este contexto no han faltado profetas alabando las virtudes de la multipolaridad, especialmente a través de los BRICS. Pero la disputa se da dentro del contexto del capitalismo, sin alternativas reales, y el precio lo pagan los pueblos del Sur Global.
Venezuela y el bloqueo
Haciendo “zoom” hacia nuestro país, la realidad sigue sobredeterminada por el bloqueo imperialista de Estados Unidos. Ya han pasado más de 10 años desde el infame “Decreto Obama”. Una década con bombardeos de medidas coercitivas unilaterales diseñadas para asfixiar a nuestro país.
Como primer análisis, las sanciones no han logrado el anhelado “cambio de régimen”. A nivel macroeconómico, Venezuela deberá cumplir su quinto año consecutivo de crecimiento económico. Sin embargo, la economía sigue cerca de tres veces más pequeña de lo que era en 2014.
Los ocho meses de la administración Trump han sido una montaña rusa con una política casi esquizofrénica hacia Venezuela. Solamente la licencia de Chevron ha sido ratificada, suspendida, extendida, retirada y luego cambiada. Las sanciones deben verse como una política que vino para quedarse, ajustándose a los intereses del momento. Irán es un ejemplo claro, sometido a sanciones hace más de cuatro décadas.
En paralelo, las facciones más guerreristas en Washington han recalentado su narrativa sobre el “narco-terrorismo” para justificar un despliegue militar en las fronteras venezolanas. Aunque los factores más reaccionarios de la oposición sueñan con la invasión de su patria, las acciones recientes deben verse como medidas de presión, aunque sin menospreciar el riesgo.
Hubo situaciones similares en 2019 (tensiones en la frontera con Colombia) y 2020 (despliegue similar en el Caribe). Ahorita se suma la tensión en el Esequibo, así como la vocación servil de varios gobiernos de la región, como potencial fuente de provocaciones. El llamado es a no perder de vista el enemigo histórico y estratégico, pero también hay que seguir pensando en las mejores formas de resistencia, de construcción de solidaridad y de defensa de la soberanía.
Las contradicciones internas
Cualquier proceso revolucionario se ve plagado por contradicciones. En el caso de estar enfrentando un permanente bloqueo imperialista, aún más. Pero ignorar estas contradicciones, o presentarlas como si fueran avances, no es la solución.
En Venezuela, el “costo” de las sanciones lo ha pagado la gran mayoría, el pueblo de a pie. El poder adquisitivo se esfumó, la migración fracturó familias, y los horizontes quedaron atropellados por la sobrevivencia.
Pero si nadie duda de la gravedad de las agresiones y su impacto en la economía, sí habría que analizar y debatir las respuestas. La reacción del gobierno nacional ha sido un constante ofrecimiento de concesiones y beneficios al capital privado, nacional y foráneo, esperando que eso estimule las inversiones para salir de la crisis.
Esas inversiones, sea por las mismas sanciones, por la naturaleza parasitaria de la burguesía venezolana, o por cualquier otra razón, tardan en llegar. Pero mientras tanto abundan las oportunidades de extraer ganancias bajo opacas “alianzas estratégicas”. En muchos casos, el resultado es más depredación a corto plazo, con consecuencias nefastas y de largo plazo para el pueblo.
El peligro es que lo aparentemente “excepcional” se convierta en el nuevo “normal”. Que el salario quede relegado para la historia, reemplazado por bonos que permiten sobrevivir pero destruyen décadas de conquistas laborales. Que el Estado siga su retirada gradual de los sectores estratégicos, incluyendo el petrolero. Resistir frente al bloqueo, en nuestro caso, no es solamente conservar el poder político, es sostener un horizonte coherente con el proyecto revolucionario.
Lealtad y crítica
En este panorama internacional y nacional, terminado el diagnóstico, es justo preguntar: ¿qué rol les toca asumir a organizaciones como Tatuy Tv?
En el fondo la respuesta es bastante sencilla: reafirmar lo que somos. Nosotros y nosotras somos chavistas. Somos bolivarianos y bolivarianas, creemos que al imperialismo ni un tantico así, creemos que el socialismo es un horizonte estratégico más vigente hoy que ayer.
Y aunque no tengamos una receta, tenemos la convicción profunda de que la respuesta está en el pueblo, en el pueblo organizado, en el poder popular. No nos faltan ejemplos de alocuciones del Comandante Chávez explicando que no vamos a construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo. Tampoco nos faltan ejemplos de comunas y otro tipo de organizaciones populares que hasta en las peores circunstancias han encontrado soluciones, priorizando el bien común.
En el campo revolucionario, en la izquierda, es fundamental el debate y la crítica. La crítica no es para tener razón en redes sociales, para ofender, deslegitimar o hasta criminalizar al personaje (u organización) X o Y. Es un mecanismo para interpelar la realidad en base a ciertos principios, para luego convertirse en acción colectiva.
En ese sentido, nos parece tan peligroso como anti-revolucionario el afán de cerrar espacios de debate y silenciar voces críticas. Solo sosteniendo estas prácticas garantizamos la posibilidad de unidad, de sumar voluntades para defender la patria y el proceso. Responder al disenso lanzando sospechas o criminalizando al mensajero lo único que hace es socavar las bases del proceso, generando un silencio cómplice donde los verdaderos traidores y oportunistas tendrán rienda suelta.
En lo que toca a Tatuy, su agenda la definen sus militantes, nadie más, bajo los principios que hemos construido en estos 18 años de lucha en defensa de la Revolución Bolivariana. La organización nunca ha recibido financiamiento de organizaciones extranjeras. De hecho, buena parte del tiempo la pasamos haciendo milagros para sostener la militancia casi sin recursos, en la misma situación en que se encuentra la clase trabajadora.
Las voces que luchan
Entonces, volviendo a la pregunta, reafirmamos lo que siempre hemos sido. Por eso, nuestro rol es estar al lado del pueblo que lucha, que denuncia, que se organiza y que no se rinde frente a la explotación y la opresión.
Esa ha sido la constante en nuestros 18 años de existencia, con decenas de hombres y mujeres comprometidas que han participado en Tatuy. Hemos hecho desde cine-foros itinerantes hasta vídeos para redes, pasando por innumerables espacios de formación con diversas organizaciones populares, pero la misión no ha cambiado. Y por eso, frente a todos los retos, aquí estamos.
En nuestra modesta trinchera comunicacional seguiremos visibilizando el genocidio en Palestina. Seguiremos colaborando con comunas y otras organizaciones en procesos formativos. Seguiremos documentando los avances y contradicciones propias de un proceso revolucionario bajo asedio. Seguiremos reivindicando el pensamiento y acción del Comandante Chávez. No perderemos de vista al enemigo histórico, pero tampoco olvidaremos el horizonte socialista en el camino.
