[OPINIÓN] DRON
1
En
un país colonizado del África un hacendado muestra cómo mantener la
disciplina, y dirige a control remoto una “Avispa”, pequeño helicóptero
que se estrella contra un peón y estalla.
2
En
la guerra de contrainsurgencia las balas llevan cámaras que graban la
trayectoria del proyectil desde el ánima del arma hasta la frente de la
madre que cae abatida.
3
En
una base aérea de Estados Unidos los adolescentes que la visitan
confunden una cónsola con un videojuego y dirigen los drones en vuelo
contra la propia base, que revienta en añicos.
4
Un
teniente coronel en un cubículo de Las Vegas recibe la orden de repetir
el ataque contra una casa en el Yemen ya demolida por un dron, a fin
de arrasar con hombres y mujeres que acuden a rescatar heridos y
cadáveres. “Pero eso es lo que hacen los terroristas”, objeta. Un
micrófono repite la orden de repetir el ataque. Más tarde, ordena
repetirlo contra los dolientes que acuden al entierro.
5
El
Presidente de Estados Unidos inicia la reunión de la Kill list, la
lista de asesinatos selectivos o más bien sicariatos teledirigidos de
hombres, mujeres, niños, que autoriza semanalmente contra países con
los cuales no está en guerra. Mientras elige del exquisito menú, una
llamada lo interrumpe para comunicarle que ha ganado el Premio Nobel de
la Paz.
6
El
técnico que dirige el dron desfallece al ver que en la pantalla aparece
el rótulo de Pérdida de Contacto. Se alivia al recordar que al perder
contacto el dron regresa automáticamente: se sobresalta al recordar que
el artefacto vuelve con su carga intacta, que la pérdida de contacto
impide anular la orden de que estalle.
7
Los
asesinos a control remoto celebran el nuevo método de asesinar sin
temor ni riesgos. Como buenos ignorantes, desconocen lo que cualquier
aeromodelista sabe: las frecuencias de un aparato teledirigido pueden
ser interferidas, voluntariamente o por casualidad, haciendo que los
drones asestados contra un Presidente se desvíen y estallen antes de
alcanzar el objetivo.
8
El
Presidente del Imperio había afirmado anteriormente sobre el mandatario
amenazado que había que sacarlo del poder. La opositora María Corina
Machado, declaró en televisión: “aquí nadie está chupándose el dedo y
pensando que Maduro va a salir por la buenas, por Dios. (…) La salida es
por la fuerza, y fuerza es fuerza”. El Presidente Santos profetiza el
11 de mayo para“un cambio de régimen, que vendrá y vendrá muy pronto” e
insiste en agosto que “Veo cerca la caída del ‘régimen’ de Maduro”,
precisando que “ojalá mañana”. En Miami el showman Jaime Baily conoce
el plan de asesinar al Presidente de Venezuela a control remoto, y
ofrece comprar otro dron para ello: “Me dijeron: el sábado vamos a matar
a Maduro con drones. Hemos probado los drones en Caracas, funcionan. Y
yo les dije `hágale´, `vamos para adelante´”. La animadora Patricia
Poleo lee en Miami un comunicado de una supuesta organización
clandestina que se responsabiliza por el atentado. Los responsables ni
son clandestinos ni se esconden. La posibilidad de matar sin riesgo y
sin consecuencias al mismo tiempo anestesia la cobardía y exalta la
prepotencia de las conciencias teledirigidas.
9
El
incidente narrado en el punto 1 es de La misión Barzac, última novela
de Julio Verne antes de su muerte en 1905. El del punto 2, es de mi
novela Abrapalabra (1980). El del 3 es un episodio del dibujo animado
Beavis & Butthead, de Mike Judge (1997). El del 4 es de la película
Good Kill, escrita y dirigida por Andrew Nicol (2014). Todos los demás
son repulsivamente verídicos. En este mundo traidor la realidad no
sólo supera la ficción: la contamina.
10
Decía
Lenin que el terrorismo es el recurso de un movimiento político que no
ha podido relacionarse con las masas. El atentado contra el Presidente
Maduro revela que la oposición no tiene ascendiente para calentar la
calle, ni vínculos para sublevar al ejército. En dos décadas, es el
segundo intento de magnicidio en el que recurren a las oligarquías de
Colombia. No tenían más plan que salir de Chávez, ahora no tienen más
proyecto que salir de Maduro. Pero ni la muerte del primero ni la
amenaza contra el segundo acabarán con el bolivarianismo. A las
revoluciones no las matan los drones, sino los ladrones.