[ENTRELUCHAS] La vivienda como un derecho fundamental en Venezuela

A comienzos de Octubre se celebró el Día Mundial del Hábitat, y el Día Internacional de los Sin Techo. En Venezuela, el Movimiento de Pobladoras y Pobladores se movilizó con sus banderas de lucha para señalar las amenazas actuales a los derechos a la vivienda y el hábitat y para plantear las reivindicaciones del movimiento popular organizado.

Desde Tatuy Tv, entrevistamos a Juan Carlos Rodríguez, vocero de la coordinación del Movimiento de Pobladores y Pobladoras, por parte de los Campamentos de Pioneros, para hacer un balance de esta lucha.

Rodríguez recordó los varios avances, fruto de la organización desde abajo, que se lograron en materia legal y política en los últimos años. Sin embargo, señala “presiones” de la burguesía para deshacer el camino andado y volver a imponer la lógica del mercado. El vocero explica los principales frentes de lucha actuales y  también la visión de la ciudad que tienen los movimientos sociales, en contraste con la perspectiva capitalista.

TatuyTv: Para comenzar queremos conocer mejor al Movimiento de Pobladores y Pobladoras de Venezuela, y cuáles son sus banderas de lucha. 

Juan Rodríguez: El Movimiento de Pobladores y Pobladoras es una plataforma de varias organizaciones de lucha urbana. Este movimiento está conformado por los Comités de Tierra Urbana; los Campamentos de Pioneros que construimos nuevas comunidades por la vida autogestionaria; está el Movimiento de Ocupantes, que son familias que se han organizado desde la ocupación y rescate de edificios en la ciudad; están las Trabajadoras y Trabajadores Residenciales, que luchan históricamente por la reivindicación de los derechos laborales y por el derecho a la vivienda; y el Movimiento de Inquilinos e Inquilinas que vienen luchando por la des-mercantilización de la vivienda.

En términos legales nosotros/as buscamos construir un movimiento que lleve adelante la batalla de la Revolución Urbana, es decir, transformar las relaciones sociales de producción de la ciudad. Desde superar la lógica y el metabolismo de desarrollo de las ciudades impuesto por el modelo civilizatorio occidental y el capitalismo, e ir a un modelo alternativo de lucha por la ciudad. Producir la ciudad y reproducir un modo alternativo en la ciudad. Para nosotros/as, ese es el horizonte comunal, dentro del ámbito urbano.

Desde el entender la complicada realidad que viven las familias inquilinas en Venezuela, ¿cuál consideras que es la situación de la vivienda en Venezuela?

J. R.: Con el Comandante Chávez logramos importantes conquistas, en concreción del derecho a la ciudad, y el derecho a la vivienda. Hace 10 años se dio un salto cualitativo, puesto que en la primera década de la Revolución Bolivariana el tema de la vivienda había quedado relegado. Se mantenía un enfoque del Estado como proveedor de viviendas terminadas para la clase trabajadora, sin que se entendieran todos los aspectos que están involucrados en el desarrollo de la vivienda. Entre los aspectos centrales se encuentran los medios para la producción de la vivienda, la socialización de esos medios.

Hace 10 años hubo un cambio de enfoque y de paradigma. Se entendió que solo a través de la organización popular se iba a resolver el problema de la vivienda. Esto porque ya se tenían experiencias de construcción popular de casas. El pueblo ya venía demostrando que era capaz de asumir, a través de los Consejos Comunales, cuáles eran los problemas de vivienda, y resolverlos.

También se crearon un número de leyes que permitieron dar un salto cuantitativo, como la Ley de Emergencia de Terrenos y Viviendas. Un tema central con el problema de la vivienda es el acceso al suelo. En aquel momento el mercado inmobiliario era el que tenía el monopolio del suelo urbano, y si como Estado o como sociedad no había acceso al suelo, no se podría resolver nunca el problema de la vivienda.

Desde el año 2006, nosotros venimos proponiendo el debate de que en la ciudad había suficiente espacio, y suficientes terrenos para resolver el problema de la vivienda de gran parte de la población, sobre todo de los sectores populares. Incluso cuando se dio el proyecto de reforma constitucional (2007), pusimos sobre la mesa dos artículos que tenían que ver con el derecho a la ciudad, y el derecho al suelo urbano. Incluso hicimos varias acciones para visibilizar que dentro de la ciudad habían terrenos ociosos que no estaban cumpliendo su función social, y podían ser rescatados para construir viviendas.

Más adelante, en el 2011 tuvimos un conversatorio con el Comandante Chávez, donde él asumió la batalla, y se promulgó la Ley de Emergencia para Terrenos y Viviendas, que permitió al Estado generar los mecanismos legales para rescatar los terrenos. Eso fue lo que hizo posible que se construyeran todos los urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV).

Esto hay que resaltarlo, porque una política de rescate de suelo como la que logramos con el Comandante, a partir de una lucha popular, no pasa en todo el mundo. En otras partes del mundo, el Estado se ve obligado a comprarle los terrenos al capital y al sector inmobiliario. En esos casos el Estado no tiene mecanismos para rescatar terrenos, construir viviendas populares, y menos en los centros de las ciudades.

Lo que en este momento nos preocupa, por lo cual nos movilizamos este 4 de octubre Día Mundial del Hábitat, y de los Sin Techo, es como los sectores vinculados al negocio de la ciudad, como la Cámara Inmobiliaria, la Cámara de Construcción y los banqueros, vuelven a ejercer presión para que se desregule el mercado inmobiliario.

Se debe recalcar que hay varios marcos jurídicos que son conquista del movimiento popular, como la Ley de Arrendamientos de Viviendas, la Ley al Deudor Hipotecario, que en el 2005 permitió al Estado evitar que una gran cantidad de familias fueran expulsadas por empresas inmobiliarias.

Como existe todo este marco jurídico, los sectores de la burguesía se mantienen ejerciendo presión para que se desregule el sector. Para volver a reactivar ese nicho de especulación, de acumulación, y de despojo a las clases trabajadoras.

Es evidente que en la actualidad, con todo y que hay un marco jurídico que proteja a los inquilinos e inquilinas, esas normas no se respetan. ¿Cuáles son sus consideraciones en torno a esta problemática?

J. R.: Los sectores de la burguesía, de forma natural, van a presionar al gobierno para que flexibilice algunos marcos jurídicos. Si se lee el documento que entregó Fedecámaras al gobierno, hay tres elementos centrales: 1.- Modificar la Ley de inquilinato, la Ley de arrendamiento de viviendas; 2.- Modificar la Ley de Deudor Hipotecario; 3.- En términos generales plantean que se les regresen todas las propiedades que le fueron afectadas tanto en la ciudad como en el campo.

Demandas que está haciendo la burguesía, y que además las llevan a las mesas de negociación con el gobierno. Frente a eso, nosotros/as estamos saliendo para demostrar que hay un pueblo que no va a dejar que las conquistas se echen para atrás.

Esto no quiere decir que en este momento no haya retrocesos. En la vía de los hechos, el mercado de alquileres se ha ido dolarizando progresivamente, se están irrespetando las regulaciones que hay al respecto. También se ha multiplicado el fenómeno de los desalojos, y parte de nuestra lucha es contra los desalojos arbitrarios. Hace 10 años el Comandante Chávez emitió un decreto vía Ley Habilitante, prohibiendo los desalojos forzosos en Venezuela. Decreto que todavía está vigente.

¿Cuáles son las reivindicaciones actuales del Movimiento de Pobladores y Pobladoras?

J. R.: Nosotros y nosotras nos movilizamos para levantar las banderas de nuestras luchas históricas, porque si hay sectores que pretenden echar para atrás todas las conquistas, pues salimos a la calle a plantear que hay todo un pueblo dispuesto a defender esas victorias que siguen vigentes. En términos políticos pareciera que hay una burguesía exigiendo y pidiendo apertura, desregularización, y se da la impresión de que no hay nadie diciendo que no.

Primero estamos planteando el derecho al suelo, la recuperación de espacios ociosos en la ciudad, para que se siga avanzando en la política de recuperación de suelos. Que se ha visto mermada en estos últimos años, sobre todo porque el Estado en este momento tiene pocos recursos para construir viviendas. Los recursos se enfocan en proyectos que ya están en fase de construcción, y pocos recursos hay para iniciar nuevos proyectos. Hay muchos terrenos afectados, que todavía no se han iniciado las obras, y ya tenemos a los propietarios detrás de las organizaciones haciendo presión. Entonces es necesario que esos terrenos que se han conquistado se transfieran a las organizaciones, desde la propiedad colectiva de la tierra y la vivienda, para blindarse de los desalojos directos o indirectos.

Cuando se habla de desalojos indirectos, nos referimos a los desalojos que terminan siendo vía mercado. Pongo un ejemplo: el Campamento de Pioneros tiene un proyecto en Chacao, al lado del Rosal, de 250 viviendas, de las cuales pronto entregaremos una primera fase de 180 viviendas. Por esa zona un apartamento tiene un valor entre $80.000 y $100.000, por la localización. La propiedad individual de la vivienda, un elemento promovido por la derecha, que significa individualizar la propiedad de la Gran Misión Vivienda Venezuela para que la gente pueda vender, ya hubiesen desalojado a más de una familia. La presión económica por el costo de localización es tan alta que a cualquier familia de los sectores populares en este momento se la saca ofreciendo $80.000 por una vivienda. Eso es un desalojo indirecto.

Segundo, proponemos frente a la estructura actual, una Ley de Producción Autogestionaria de Vivienda Popular. Dentro de la Gran Misión Vivienda Venezuela se han desarrollado algunas viviendas por la vía de la producción por la vía de la autogestión, como es el caso del Movimiento de Pioneros, que siempre tiende a confundirse con el tema de la autoconstrucción.

La autogestión va más allá de la construcción de la casa, es un proceso general de gestión de la producción del hábitat. Desde la lucha por el terreno, la elaboración del proyecto a través de diseño participativo, de forma directa sin empresas constructoras, con asistencia técnica cubierta dentro de los costos de producción, materiales, medios de producción en manos de las comunidades organizadas, hasta el proceso de construcción por parte de la organización.

Esa es la experiencia nuestra desde pobladores, con los campamentos de pioneros, de producción autogestionaria, y estamos proponiendo que se formule una Ley, para respaldar la producción autogestionaria de viviendas en el marco de la GMVV Venezuela. Básicamente la Ley lo que plantea en este momento, por la falta de producción por parte del Estado, es crear un impuesto de transacciones inmobiliarias que permitan crear un fondo para invertir en viviendas por autogestión, que permite, además de construir nuevas viviendas, tener capacidad para mejorar viviendas. Al mismo tiempo, que esa Ley permita crear un programa nacional formal de producción autogestionaria de viviendas, dentro de la GMVV.

Tercero, estamos planteando la derogatoria del artículo 471 del código penal de 2005, que es el que tipifica el delito de invasión, que la ocupación de inmuebles es considerada un delito penal. Nuestra propuesta es que estos casos sean tratados como cuestiones de carácter civil, y no penal, cómo es tratado en todos los países de América Latina.

En Venezuela, al ser tipificada la recuperación como invasión, se ha criminalizado la lucha popular, y a una cantidad de líderes y lideresas sociales, tanto en el campo como en la ciudad. Ahorita que está la discusión del código penal, queremos ver si se puede hacer la derogación de ese artículo, que es una bandera de lucha que traemos desde hace varios años.

Otro de los elementos que planteamos es la Comunalización de la Ciudad, para que se retomen las discusiones sobre la Ciudad Comunal, que quedó parada por presiones de la derecha. Este tema debe seguir avanzando tanto en la Ley, como con una agenda que permita seguir comunalizando la ciudad.

En el documento que entregaron a la Asamblea Nacional, mencionan un proyecto de Ciudad Comunal ¿De qué trata el proyecto?

J.R.: Para nosotros, el horizonte estratégico de toda la lucha por la construcción urbana es la construcción de la ciudad comunal. El horizonte socialista para nosotros pasa por la construcción de la ciudad comunal que es una disputa por la ciudad, contra la lógica privatizadora y liberal. Eso pasa por la comunalización de la ciudad, que es distinto a recuperar espacios dentro del metabolismo existente. ¿Cómo construimos comunidad dentro de la ciudad? Buscamos reinstalar el protagonismo de la comunidad, incluso para la discusión sobre la Ley del Derecho a la Ciudad, que es otra Ley que se está discutiendo en la Asamblea Nacional. Ahí se planteaba la idea de que sea la comunidad la célula de la ciudad. Es una visión de disfrutar la ciudad para reproducir una forma alternativa de vida a la que ha sido impuesta por el modelo civilizatorio y la modernidad, que es esa ciudad capitalista, individualizante, enajenante, especulativa, donde no hay forma de reproducción colectiva de la vida.

En lo concreto, lo que hacemos con las comunidades autogestionarias del Movimiento de Pioneros, es construir comunidad dentro de la ciudad, como se consolida el autogobierno en la ciudad, las comunas, la gestión comunal de la vida en los espacios recuperados. Es una construcción diaria, no es un abstracto. Es nuestro planteamiento como horizonte estratégico, lo cual entra en otro ámbito de discusión sobre el problema del campo y la ciudad, y esa división creada por el capitalismo. División que hace que la gente en la ciudad no tenga los medios para la reproducción de la vida. Entonces eso nos plantea que el modelo de ciudad que estamos reproduciendo no es capaz de sostener la vida porque está pensada desde la forma de vida moderna que en sí misma es insostenible.

Toda esta discusión pasa en principio por una disputa por la ciudad, una disputa para pensar la ciudad, producir la ciudad, y vivir la ciudad a través de una visión colectiva, una visión comunal y no individualista.}

TatuyTv: Silvana Solano

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