[ARTICULITO 25] ¿Por qué solo el patrón se enriquece con el trabajo? La ganancia.

Vamos, en los próximos articulitos, a discutir un poco sobre el origen de la ganancia del capitalista y el significado del salario que se le paga al trabajador. Y digo próximos articulitos porque para discutir esto con cierto cuidado necesitaremos algo de tiempo y espacio, además de que vamos a terminar, como ya lo había anunciado, metidos en varios líos.

Intentemos responder la pregunta que titula este articulito…

Ya hablamos antes, de que la relación entre el trabajador y el capitalista es una simple relación de compra-venta (poner  aquí un hipervínculo al articulito 23) y discutimos que lo que el capitalista compra no es trabajo, sino la fuerza de trabajo (vincular al articulito 24) del trabajador, que es por cierto lo único que éste tiene para vender. Todo eso debería haber quedado claro, esperamos.

La cuestión que vamos a discutir ahora es que, sí el trabajador, según dice el capitalista,  recibe lo que realmente le corresponde por su trabajo, ¿de dónde sale la ganancia del capitalista?
Veamos las cosas con algo de detalle. La burguesía como clase,  que es la única forma como ella actúa, siempre ha presentado una serie de explicaciones y teorías acerca de su derecho a gobernar el mundo. Quizá la primera de esas explicaciones consiste en auto-afirmarse como clase productiva, como la clase productiva esencial, es decir la pretensión de que ella no solo produce una parte muy importante de la riqueza social, sino que sin su participación no se produciría nada.

[Por cierto, es necesario que hagamos una aclaratoria importante. Noten que nosotros hablamos siempre de clases productivas y no de sectores productivos. No existen tales «sectores productivos». Más adelante vamos a discutir un poco sobre el problema de las clases y la distribución de ellas en el hecho social y el papel que le corresponde a cada una. Pero necesitamos decir ahora que, así como el desconocer que el capitalista compra solo fuerza de trabajo y no trabajo es una de las formas de ocultar la explotación, categoría que como ya dijimos definiremos luego con más cuidado; el hablar de sectores sociales, como una forma de  negar la existencia de clases sociales antagónicas, es esconder, deliberada o ingenuamente, la existencia de la contradicción irresoluble que existe entre ellas, entre la clase de los trabajadores, que solo poseen su fuerza de trabajo y la clase de los capitalistas, la cual se apropia sistemáticamente del trabajo de los trabajadores para crear su riqueza (la del capitalista, porque el trabajador siempre es y será pobre hasta que se libere de la maldición del capital). Es una forma de ocultar que el capitalismo es en el fondo, e inevitablemente, un enorme robo. Eso ya lo hemos dicho, y aunque lo hayamos afirmado varias veces, lo repetiremos cada vez que sea necesario y volveremos a trabajarlo con algún detalle más tarde.]

Entonces, esa riqueza, producida, según ellos, por la importante participación del capitalista en el hecho social, tomará luego cuerpo en eso que llamamos «capital» (vinculo al articulito 17), cosa que, mirándolo desde la visión de la «Escuela Neoclásica de la economía» (el neoliberalismo), se explica más o menos así: Se sostiene que la burguesía se «abstiene»  de consumir completamente el producto de su trabajo, lo que le permite crear un fondo de capital, que al activarse, puede incorporar el trabajo como uno de sus componentes. La ganancia, sería entonces, el premio a esa «abstención» acumulada, y es reconocida entonces como capital. Así, según esta visión, el capital crea valor en la medida de su magnitud, es decir entre más capital más valor, el cual retorna al capitalista bajo la forma de ganancia (razón por la cual es tan importante llegar a tener grandes capitales).

Pero la cuestión real es que el capital no produce valor nuevo, apenas lo que hace es transferir el  valor viejo a una forma nueva. Veámoslo desde un simple ejemplo, o un ejemplo simple, como prefieran: En el quiosco de la esquina, han preparado jugo de naranja que se espera sea consumido por los que van a comprar pasteles. El jugo está en una jarra, pero allí no se consume, hay que pasarlo a los vasos. En la práctica la mercancía que se vende a las personas que desayunan en el quiosco, tiene la forma de vasos de jugo de naranja, y no de jarras de jugo, pues allí solo se vende en la presentación «vasos de jugo». Notemos que, mientras el jugo permanece en la jarra solo significa que no se ha vendido, y una mercancía que no se vende es valor muerto.  Bueno, pero cuando un trabajador sirve el jugo en los vasos, se producen 10 vasos de jugo, que como mercancía ahora tienen un valor que antes, en la jarra, no tenían. El capitalista pretende que el jugo y los vasos han producido nuevo valor, pero es completamente evidente que no, simplemente repartimos el valor existente, pues no tengo ni un poquitico de jugo más, ni una pequeña fracción de vidrio o plástico adicional. Tengo exactamente lo mismo que antes, lo que puede probarse regresando el jugo a la jarra y me quedaría la misma cantidad de jugo y diez vasos sucios que para completar alguien tiene que lavar.

La diferencia de valor, cuando tengo el jugo repartido en los vasos, no brotó de la jarra, los vasos o el jugo mismo. Fue indispensable que interviniera trabajo humano, particularizado en el trabajador que hizo la tarea, y objetivado en los 10 vasos de jugo. Lo nuevo que hay aquí, ha sido introducido por el trabajo y no por el capital. De forma tal que la ganancia no pudo salir de nada producido (o aportado) por el capitalista. Además de que con el jugo ocurrió antes, exactamente lo mismo, pues si no hay trabajo humano de por medio el jugo nunca saldrá de las naranjas.

Los medios de producción (las máquinas, la materia prima, etc.) se recuperan automáticamente porque traspasan al precio de la mercancía final su valor –o parte de él al menos–, pero como «trabajo muerto», «trabajo pretérito», «trabajo objetivado». En el precio de cada mercancía hay una parte que corresponde al valor de las máquinas, de la materia prima y de todos los otros componentes del proceso productivo. Las máquinas, la materia prima y todos los componentes que se usan en la producción, a excepción de la fuerza de trabajo, carecen de la capacidad de producir valor excedente (y por cierto, poseen valor porque contienen en sí, trabajo anteriormente realizado por otros trabajadores incorporado −subsumido− a su condición de mercancía terminada).

La contabilidad y sus esclavos, los contadores, reconocen este fenómeno a través de la cuenta de «amortización» que va descontando de ejercicio a ejercicio el desgaste (vinculo al articulito 05) de las maquinarias, lo que adicionalmente significa de nuevo, que el trabajo abstracto (vinculo al articulito 12),  es decir el trabajo acumulado social e históricamente, lo que Marx definió como trabajo abstracto, es el que paga todo lo que tiene el capitalista.
Sí, se defenderá el capitalista, eso puede ser cierto, pero yo compré todo ese trabajo, pague por él y es mío completamente. No, si el trabajador expande la masa de capital con su trabajo, vamos a ver más tardecito que lo hace con lo que hemos llamado «trabajo excedente», crea entonces nuevas mercancías y nuevos medios de producción que van a parar a manos del capital. Es decir después de todo, lo que «pone» el capitalista no es sino, simplemente, puro trabajo ajeno, trabajo de obreros del cual se apropia progresivamente.  

Es así que el capitalista no aporta nada. El capital no es más que plusvalía acumulada (vinculo al articulito 06), es decir trabajo excedente del cual se va apropiando el capitalista en el proceso social de producción de manera inevitable (asunto sobre el volveremos más detalladamente luego y disculpen el fastidio).

Insistamos entonces en la pregunta inicial: si al obrero, al trabajador, se le paga su trabajo y las máquinas, la materia prima y los otros asuntos que participan en la producción solo agregan valor viejo, ¿de dónde sale la ganancia del capitalista?

Nunca un capitalista va a reconocer que no le paga al trabajador por su trabajo sino por su fuerza de trabajo. Por ello intenta demostrar que sus ganancias salen, por ejemplo, del mercado. Es decir, al precio de costo se le agrega un porcentaje que es la ganancia. Pero si eso fuese así de simple, significaría que las mercancías no se venden por su valor, sino por encima de este. Y eso es reconocer que todas las operaciones de mercado son especulativas.

Es decir, el capitalista Pedro le vende al capitalista Juan una mercancía por encima de su valor, Juan tendría que comprársela con otra mercancía por debajo de su valor, así Pedro estaría ganando y Juan perdiendo. Porque, si  su vez Juan respondiera con una mercancía por encima de su valor ninguno de los dos obtendría ganancia pues se estarían estafando mutuamente.  Y una economía de mercado, de intercambios generalizados, estaría formada, entonces, por el mismo número de estafadores que de estafados y el resultado general sería la inexistencia, inevitable, de la ganancia.
En teoría, al menos, una economía de mercado no puede funcionar sobre la base de la estafa de una pequeña minoría sobre una mayoría (recordemos sin embargo, que en ningún lugar como en el mercado actual funciona también eso de que «el pez grande se come al pez chico»), porque esas mayorías tarde o temprano desaparecerían de tanto vender mercancías por debajo de su valor o se revelarían en contra de la mayoría, para intentar ocupar su lugar.

No, repetimos, una economía de mercado, y menos aún una economía-mercado (vinculo al articulito 0 parte IV), solo puede funcionar a través del intercambio de equivalentes, es decir de intercambiar mercancías por su valor.
De modo que, no saliendo del capital mismo, ni del mercado, si el capitalista le pagase al trabajador por su trabajo, no puede haber ganancias y el capitalismo se acabó hace tiempo y no nos habíamos dado cuenta o la ganancia surge de otro lado.

Por mucho que nos duela, el capital y su inmediata consecuencia, el capitalismo, esta vivito y coleando, y totalmente globalizado para más señas, por lo que, definitivamente, la explicación del origen de la ganancia es otro.
Vamos a devolvernos un poquito a analizar lo que hace el trabajador cuando usa su fuerza de trabajo. Pero vamos a dejarlo para el próximo articulito para evitar perdernos demasiado. Ya les había dicho que este solo no nos iba a ser suficiente.

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