[EDITORIAL] Chavismo: Defender la verdad, reconstruir el camino

Desde la divulgación de resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE) en las elecciones del 28 julio, vivimos una nueva coyuntura, difícil, compleja. El chavismo que hace política diaria en el territorio, una vez más, se pone en riesgo real. Se han registrado asesinatos, ataques y amenazas que se dirigen directamente a militantes de esta corriente. Los riesgos aún no se disipan del todo y deben ser desmontados de raíz, lo que se hará informando, convenciendo, y dando evidencias que respaldan la verdad defendida.

Es lo que históricamente nos ha permitido levantar la voz, frente a quien sea, para argumentar y sumar, así como para reconocer las diferencias, que son naturales en nuestros barrios y caseríos. Diferencias que han distanciado a muchos y muchas, y que nos han puesto en condiciones de dificultad para desplegar la política asamblearia que ha caracterizado al Poder Popular.

Hoy es imprescindible retomar esa política, hacernos con las herramientas para la construcción de la hegemonía democrática, con el decir de Chávez. Y eso requiere que las instituciones cumplan sus funciones y que el pueblo las defienda, o que use sus vías legales y legítimas para oponerse, en caso de que sea necesario.

En las últimas semanas hemos sido testigos de la acción de la presidencia de la república ante el TSJ para apostar a la transparencia del proceso electoral, pero pensamos que esta será incompleta sin que previamente el CNE publique y facilite la verificación de los resultados. Esto siempre ha sido su práctica, y ha sido nuestra arma para combatir todo intento de desconocer la voluntad del pueblo.

Viejos y nuevos escudos

Así como al inicio de la Revolución la Constitución era el escudo que levantábamos en cada convocatoria popular, que hoy toca alzar de nuevo, los resultados electorales (y no actas, ni páginas web dudosas, así como tampoco pronunciamientos no verificados) deben ser la nueva herramienta para el encuentro. Luego de varios días de realizadas las elecciones, las razones técnicas para no hacerlo tienen que ser solucionadas.

Esta es la vía chavista para desmontar los planes de la ultraderecha. Desde el encuentro de la comunidad, la que ya conoce lo que sucedió en su centro electoral, y que debe constatar, como nos acostumbramos a hacerlo en cada una de las elecciones que hemos vivido en el país desde 1998.

Tenemos que asumir el triunfo con humildad en los centros donde lo logramos, y convocar para ir juntando esfuerzos, y así sanar las consecuencias que tantos, múltiples y diversos ataques, así como los errores de gestión del gobierno que han golpeado al pueblo pobre y aumentado la desigualdad.

Pero también debemos asumir la derrota en el escenario de que sea comprobada. Allí tendremos un reto mayor, tendremos que redoblar esfuerzos, reconocer errores, y quizás dar un paso a un lado para convocar una nueva generación, los que deben aprovechar los aprendizajes de quienes han dado mil batallas, así como tomar nota de las cosas a mejorar.

Resultados electorales

Es fundamental que los resultados del CNE puedan ser verificados por todos y todas. No solo es un requisito básico para proteger la voluntad del pueblo y la institucionalidad democrática, sino también un instrumento de lucha popular para afianzar lo logrado, recuperar lo necesario y construir todo lo que hace falta.

Tenemos claro que nuestros barrios y comunidades no son inmunes a las campañas psicológicas que la ultraderecha, global y local, mantiene activas desde hace años. Pero nos negamos a creer que la mayoría con quienes tenemos diferencias son “fascistas”. El saldo de más de dos mil detenidos, la gran mayoría jóvenes de nuestras comunidades populares, es alarmante. Ellos no son el enemigo, afirmarlo sería reconocer una derrota tremenda de la Revolución.

Por supuesto que existen casos de extremismo, agentes de violencia capaces de todo, como vimos en las guarimbas anteriores, y en los primeros días luego de las elecciones del 28J. Así iniciamos estas líneas, reconociendo el peligro que corren nuestros militantes en sus comunidades, y allí la acción del Estado debe ser implacable, tanto con el uso proporcional de la fuerza, como con el cumplimiento de todos los procedimientos de ley para garantizar siempre los derechos humanos, es lo mínimo que debemos exigir.

Hacemos énfasis en que si el miedo y la violencia se generalizan, será el triunfo del adversario de la Revolución. Si esa lógica se impone para dirimir las diferencias, pondrá cuesta arriba las posibilidades de impulsar cambios a favor de las mayorías, para generar los mecanismos de participación que son el “alma” del proceso, como también nos dijera el Comandante Chávez.

Por ello es urgente brindar herramientas para el encuentro de los de abajo. Cualquier encuentro o negociación por arriba, en el caso de que suceda, será incompleta sin armar las condiciones del diálogo y construcción de acciones colectivas a favor de mejorar nuestras condiciones de vida.

Si la resolución de la actual coyuntura no es coherente con los postulados de la Revolución, muchos de ellos recogidos en la Constitución Bolivariana, no solo la Patria estará en juego, sino la identidad política del propio chavismo.

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