[LUCHAS] “¡Que nos dejen producir!”

El Hato El Carmen, ubicado en Tucacas (municipio José Laurencio Silva, Edo. Falcón) es el escenario de una nueva confrontación por la tierra. De un lado están 48 familias campesinas, del otro la poderosa corporación ganadera Agroflora.

Para entender mejor esta situación, hablamos con Amanda Reyes, vocera del Consejo Campesino Primero de Octubre. Incluimos también el testimonio de Orlando Zambrano, actual miembro de la Asamblea Nacional Constituyente y candidato a la Asamblea Nacional por el Estado Apure, quien viene funcionando como mediador en este conflicto.

Disputando la tierra

Amanda Reyes contó que la disputa por las 4600 hectáreas del Hato El Carmen lleva décadas, con varios intentos de rescate. Antes de la llegada de Chávez, señaló, la respuesta de los terratenientes solía ser violenta, quemando ranchos y cultivos.

“Nosotros empezamos a ocupar las tierras hace ocho años”, detalló Reyes. “Con el tiempo fueron llegando más y más familias y aquí tenemos nuestra vida.”

El Consejo Campesino Primero de Octubre actualmente ocupa uno de los varios sectores del hato, llamado “Huerto de Dios” con una área aproximada de 500 has. Según explicó Reyes, las diferentes familias siembran en pequeños lotes de hasta 10 has.

“En este momento tenemos siembra de maíz, yuca, frijol, quinchoncho, ají, plátano, parchita, lechosa, entre otras cosas. También cría de gallinas, cochinos,” dijo la vocera campesina.

Sin embargo, denunció que en los últimos meses han subido de tono los intentos de desalojo por parte de la corporación Agroflora. La intención no es solamente desalojar a las familias en el sector “Huerto de Dios” sino en toda la propiedad.

Reyes dijo que en el afán de expulsarlos se les ha impedido acceder a maquinaria, y que varias personas han intentado estafar al consejo campesino. Señaló también que la principal forma de amedrentamiento ha sido introduciendo ganado en los terrenos para que destruya la siembra.

Aunque tenga ya varios años en las tierras, y esté produciendo, la organización campesina no ha tenido oportunidad de regularizar la tenencia de la tierra con el Instituto Nacional de Tierras (INTI). Esto se debe parcialmente a las particularidades del Hato el Carmen.

Intentos de mediación

La empresa Agroflora originalmente era la filial venezolana del conglomerado multinacional inglés Vestey. Propiedad de una de las familias aristocráticas inglesas más ricas, el grupo Vestey poseía once hatos y 290.000 has en varios estados del país.

La llegada de Hugo Chávez al poder trajo una nueva Ley de Tierras y una “guerra” contra el latifundio que no dejó por fuera a Agroflora. Tras una nacionalización parcial en el 2005, la empresa fue expropiada en el 2011, luego de la imposibilidad para llegar a un acuerdo con el gobierno sobre la compensación. En esa ocasión, el entonces diputado de la Asamblea Nacional Braulio Álvarez argumentó que la ganadería extensiva se debía hacer en otro tipo de tierras, y que las tierras tipo A1 “son aptas para otro tipo de actividad agrícola”.

Tras la expropiación, la empresa inglesa recurrió al CIADI (tribunal arbitral del Banco Mundial), que condenó el Estado venezolano a un pago 100 millones de dólares. Según Orlando Zambrano, el caso sigue en litigio internacional, lo que complica cualquier resolución en el Hato El Carmen.

“La situación jurídica de los hatos (de Agroflora) es compleja”, explicó en un mensaje de audio (que citamos con su permiso). “El Estado tiene la administración, pero no puede comprar ni vender activos para los hatos, por ejemplo.”

Zambrano, junto a Álvarez (ahora constituyentista) y Lisandro Solórzano (idem), hizo parte de una comisión que intentó mediar entre Agroflora y el consejo campesino. En la primera reunión, que tuvo lugar el 14 de julio, estuvo también presente el presidente de Agroflora, Wilmer Rodríguez, así como representantes de la gobernación de Falcón y otras instituciones.

Sin embargo, esa reunión y otras que le siguieron no han permitido llegar a un acuerdo. Zambrano dijo que a las familias campesinas se les ofreció una porción significativa (2100 has) de la propiedad pero que éstas la rechazaron.

Por su parte, Amanda Reyes sostuvo que lo que le fue ofrecido al colectivo campesino fue una re-ubicación a otro terreno de 500 has, pero que esas tierras no tenían las condiciones adecuadas para la siembra. Añadió que el INTI propuso suministrar semillas si aceptaran la re-ubicación, pero con la condición de vender la cosecha al Estado.

Defendió que no van a aceptar simplemente salir sin condiciones, recalcando su “conexión” con estas tierras.

“Nosotros estamos enamorados de estas tierras. Tenemos relaciones estrechas con la comunidad e incluso planes de tener aquí una escuela y un ambulatorio, ya que actualmente se quedan muy lejos,” subrayó.

El derecho a producir

Más que un conflicto por 500 has, este caso involucra un actor de peso en la orientación económica actual del gobierno, en particular el enfoque hacia la exportación (primaria). Recientemente se exportó ganado en pie por primera vez en más de un siglo y Agroflora fue uno de los principales intervinientes en el negocio. Su presidente Wilmer Rodríguez, quien dirige además la Corporación Ganadera, estuvo también presente en una cadena nacional dedicada a los proyectos de ganadería.

El Hato El Carmen, señaló Reyes, no contiene pasto para ganado, añadiendo que los animales allá presentes suelen estar en muy malas condiciones. No obstante, el hato forma parte de la cadena productiva de Agroflora, según explicó el constituyentista de Apure.

“En Apure hay nacimiento de mautes, luego los sacan en el arreo. Se los llevan a Falcón para el levante, peso, y de allí sale la carne a la venta,” detalló. Zambrano agregó que en el hato se produce buena parte de la carne para el mercado nacional.

Del otro lado está la producción a pequeña escala de las 48 familias del Consejo Campesino Primero de Octubre. Más allá de su subsistencia, Amanda Reyes recalcó también las relaciones que sostienen con la comunidad, y en particular con las dos comunas más cercanas.

“Siempre llevamos nuestras cosechas a las comunidades alrededor, es nuestra forma de ayudar. En cambio, la carne que se produce en el hato nunca ha beneficiado a la gente aquí,” contrastó.

La vocera campesina terminó con un mensaje a las autoridades nacionales, llamando también a la solidaridad del movimiento popular y campesino.

“Queremos trabajar, queremos seguir luchando,” concluyó. “Estamos en medio de un bloqueo, rodilla en tierra, ¡y lo que pedimos es que nos dejen producir!”

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