[EDITORIAL] Contradicciones grises y horizontes claros

Este 31 de agosto, Tatuy Tv celebra su 16° aniversario. Han sido 16 años de un ejercicio comunicacional llenos de desafíos y aprendizajes, pero siempre junto al pueblo, en defensa del proyecto revolucionario que encabezó el Comandante Chávez.

En este editorial abordamos algunos de los debates que nos parecen más urgentes en la coyuntura actual, en el mundo y en Venezuela.

Tensiones geopolíticas al máximo

La situación actual a nivel mundial se puede caracterizar con una palabra: peligro. Dejando a un lado (por ahora) los acelerados cambios climáticos y las consecuencias inminentes del desarrollo de la inteligencia artificial, el riesgo más inmediato se juega en el teatro de guerra en Ucrania.

Este conflicto, que en gran medida es una consecuencia de la expansión sin límites de la OTAN, no está lejos de poner en confrontación directa a superpotencias militares que poseen armas nucleares. La guerra está lejos de terminar. Mientras solo mueran ucranianos y se venda mucho armamento, EE.UU. y sus subordinados no tienen razones para hablar de paz.

Pero no es solo en los campos de batalla de Ucrania donde se disputa la hegemonía a nivel global. En África, una sucesión de golpes de Estado han puesto en evidencia el profundo rechazo a la dominación neocolonial occidental, especialmente francesa. Los nuevos líderes alzan banderas de dignidad nacional, incluso invocando a los líderes revolucionarios del pasado. Sin embargo, los retos para encauzar nuevos proyectos de desarrollo no son pocos.

En la esfera económica, crecen también las iniciativas para contrariar la hegemonía estadounidense y del dólar, a través de nuevos acuerdos comerciales o monetarios. Washington responde recurriendo cada vez más a sanciones económicas (volveremos al tema). 

Mucho se habla de los BRICS, o del emergente “mundo multipolar”. Y aunque estos acontecimientos, que debilitan a la principal potencia imperialista del mundo, sean indudablemente positivos, es un autoengaño pensar que los problemas económicos, sociales, ambientales, etc. se van a resolver en el marco del capitalismo. Se trata de un sistema que vive una crisis estructural, no una racha de mala gestión.

América Latina es también una parte activa del tablero. Con las recientes victorias progresistas, se vuelve a hablar de integración regional. Pero las alarmas nunca están lejos. Un ejemplo reciente fue el resultado de Javier Milei en las primarias argentinas. Hay muchas lecciones, que no son nuevas, sobre el rol de los medios y de las élites, pero también sobre los límites de los proyectos progresistas que intentan re-equilibrar, y nunca trascender, el capitalismo.

Sanciones y contradicciones

En Venezuela, cualquier análisis debe empezar por la agresión imperialista que se ha intensificado en los últimos años. Este ataque va mucho más allá del afán de controlar recursos naturales y busca aniquilar la “amenaza inusual y extraordinaria” que ha sido el proyecto bolivariano.

La campaña de “máxima presión” iniciada por Obama, intensificada por Trump y mantenida por Biden ha significado sanciones contra casi todos los sectores de la economía, amenazas contra actores y aliados internacionales, además de la imposibilidad de acceder al sistema financiero internacional. La arremetida más dura ha sido contra la industria petrolera, provocando un desplome de la producción que a duras penas se recupera.

Tatuy ha sido uno de los medios que ha documentado el bloqueo criminal y sus consecuencias. Se estiman más de 100 mil muertes causadas por estas políticas, además de efectos terribles como la migración.

Al mismo tiempo, las sanciones han agudizado contradicciones a lo interno del proceso que es necesario analizar. La resistencia del pueblo ha sido heroica, y como tal debemos preguntarnos cómo potenciar ese esfuerzo.

La respuesta del gobierno nacional ha sido consistentemente orientada a ofrecer concesiones al capital. Ya sea a través de exoneración de impuestos, liberalización de controles, bonificaciones salariales o alianzas estratégicas, no faltan ventajas para la burguesía. Lo que significa que el peso de la crisis económica recae más y más sobre los hombros del pueblo trabajador.

Si bien es posible argumentar que las sanciones económicas, al acortar brutalmente el margen de maniobra, pueden obligar a retrocesos tácticos, en algún momento hay que cuestionar si no se pierden por completo los pilares revolucionarios del proyecto. Las políticas económicas han venido acompañadas de un discurso lleno de los más puros dogmas neoliberales: que los aumentos salariales generan inflación, que solo los empresarios pueden crear empleo, y que hay que reducir al máximo los impuestos para que creen más empleos.

También se puede discutir si el término “neoliberal” es justo o no, si es útil o no. Lo que sin duda no es admisible es que se cierren los espacios de debate y que se catalogue toda la crítica de traición, buscando imponer que “no hay alternativa” por el silencio y por la fuerza.

Lejos están las propuestas que promovió el Comandante Chávez, en su batalla por convencer, enfatizando la importancia de expandir la propiedad social, de no convertir toda la producción en mercancía, de democratizar la economía. En sus palabras, citando al Che, ”no es posible construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo”. 

La gran interrogante es entonces, si la construcción del socialismo sigue siendo el objetivo. Esto entendiendo el socialismo como un nuevo sistema de relaciones sociales de producción, liberadas y liberadoras, más allá de una etiqueta que se puede poner a una avenida o a una cadena de supermercados, 

Rebeldía en jaque

El ejercicio discursivo de parte de la dirigencia actualmente exige bastante equilibrio. Tiene que defender ideas que claramente chocan con la construcción del socialismo (como las Zonas Económicas Especiales). Al mismo tiempo, debe mantener la conexión con Chávez, que es lo que asegura apoyo y credibilidad.

El equilibrio se logra por un lado a través de significantes vacíos o descontextualizados, como las alusiones al “modelo chino” o con referencias cada vez más vagas y menos frecuentes al socialismo. Por otro lado, se convierte a Chávez en una figura cada vez más mítica, un comandante “supremo” y “eterno” que impulsó grandes avances por inspiración divina. Así, quienes se asumen como sus herederas/os funcionan como sacerdotes.

La verdad es que Chávez fue un hombre. Un hombre extraordinario, pero un hombre al final. Lo que sí tenía de único era la capacidad para leer las circunstancias históricas y empujar las transformaciones que beneficiaron y empoderaron a las grandes mayorías. La Revolución Bolivariana no es una creación sobrenatural, es una acumulación de luchas que, con el liderazgo del Comandante Chávez empezaron a cambiar todo lo que tenía que ser cambiado.

Chávez era un subversivo (amoroso) que constantemente buscaba nuevos pasos para dar forma a la construcción del socialismo. En la ausencia de esa rebeldía se impone una normalidad que simplemente refleja el modo de producción dominante: el capitalismo.

En Venezuela, el bloqueo y la crisis hacen que esta realidad sea mucho más extrema. Todo se mercantiliza, de forma oficial u oficiosa, desde las cirugías en los hospitales públicos, pasando por los trámites legales, hasta las visitas a familiares en las cárceles. Quien tiene dinero soborna a un policía para escapar a una infracción menor. Quien no tiene puede ser injustamente detenido y pasar 2 años esperando una audiencia preliminar.

El discurso contra la corrupción muchas veces busca simplemente reducir el problema a las deficiencias éticas/morales de unos pocos individuos. Lo que está en marcha es una proliferación de mecanismos, de jure o de facto, de acumulación de riqueza en detrimento de las grandes mayorías. Los intentos de imponer una “normalidad” capitalista en este contexto han generado una sobreexplotación y exclusión tremendas.

Junto al pueblo

Sostener una práctica comunicacional de compromiso chavista y revolucionario no es sencillo en los días que corren. Aunque entendemos que la crítica no debe tributar al asedio imperialista, tampoco aceptamos el chantaje que obliga a ignorar o justificar elementos que ponen al proyecto bolivariano en peligro. Eso al final es lo que más debilita la resistencia contra el enemigo.

Entre la multiplicidad de organizaciones chavistas y de izquierda, unas en la esfera del Estado y otras afuera, se trazan diferentes rutas. Nuestra tarea es acompañar y visibilizar todas las expresiones de lucha del pueblo, además de aportar elementos para los debates que son más necesarios que nunca.

En definitiva, creemos que la salida revolucionaria es a través del poder popular. Es fundamental no perder de vista el horizonte. Tenemos muchas coincidencias, y apoyamos procesos reivindicativos vistos desde el prisma del Estado de derecho y justicia. Todos los frentes son importantes. Pero es en el “¡Comuna o nada!” del Comandante donde vemos el faro, en la construcción de nuevas relaciones desde el territorio.

Este 16° aniversario es una buena ocasión para mirar hacia atrás y ver el camino recorrido. Y es sobre todo un momento para reafirmar el compromiso, desde nuestra trinchera, a participar en el combate por un mundo diferente, justo y solidario. La lucha por el socialismo es difícil y de largo aliento. Con un micrófono, un bolígrafo, una cámara o en un taller, ahí estaremos. Junto al pueblo.

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